Siliken y su principal accionista, el Grupo Zriser de Pablo Serratosa, han arrojado la toalla. La fabricante valenciana de módulos fotovoltaicos y componentes para la industria de de la energía solar, ha solicitado concurso voluntario de acreedores al fracasar en su intento de financiar su deuda financiera. La quiebra de la compañía se produce con un pasivo cercano a los 130 millones de euros y después de un proceso de reestructuración que la ha llevado a echar el cierre a sus fábricas de Ontario (Canadá), Tijuana (México) y Casas Ibáñez, en Albacete. Los centros de producción de Rafelbunyol y Chisoda-Timis, en Rumanía están actualmente paralizados. La plantilla, tras varios expedientes de regulación de empleo, apenas alcanza hoy los ochenta trabajadores.

La agresiva competencia china ha dado la puntilla a la empresa, que ya comenzó a tener problemas a partir de 2008, cuando el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero aplicó los primeros recortes a la primas destinadas a subvencionar las energías renovables. Los cambios normativos posteriores y las suspensiones impuestas por el Ejecutivo de Mariano Rajoy han terminado por frenar en seco la evolución de la antaño pujante industria solar española.

Para sortear el descenso en el mercado nacional, Siliken dio entrada en 2008 en su accionariado al grupo de Pablo Serratosa. Los hermanos Carlos y Gonzalo Navarro, con su nuevo socio, idearon una estrategia de internacionalización que les llevó a apostar por el mercado norteamericano, además de por Europa.

Sin embargo, la fuerte competencia china de firmas como Yingli o Jinko Solar fue la siguiente piedra en el camino de la expansión de Siliken. Fuentes de la empresa valenciana se lamentaban ayer de que estas empresas asiáticas están vendiendo incluso a pérdidas que soportan con el pulmón financiero que presta la banca estatal china. El resultado de esta estrategia de precios bajos es que el sector está sufriendo numerosas bajas.

Consciente de esta táctica casi de "dumping" Estados Unidos ha optado por aplicar un arancel del 30 % a las importaciones de módulos fotovoltaicos chinos. Por su parte, la Comisión Europea abrió en septiembre del año pasado una investigación sobre los paneles solares y sus componentes esenciales fabricados en China.

Una asociación del sector ha denunciado que esos elementos se están vendiendo a un precio inferior al valor de mercado. Según el monto de las importaciones, es la denuncia "antidumping" más importante que se haya recibido en la UE desde 2011. China ha exportado a la UE paneles solares y componentes por valor de 21.000 millones de euros según datos de la Comisión Europea recogidos por el portal de noticias europeas Euroxpress.

Medidas de protección

La asociación EU Pro Sun, que ha puesto la demanda, agrupa a más de 20 empresas europeas que producen paneles solares y sus componentes esenciales. En conjunto representa a más del 25 % de la producción en la Unión y la parte contraria no produce más que la que ha puesto la denuncia. Estas son las dos condiciones fundamentales previstas en el reglamento "antidumping" para que se inicie una investigación.

En unos seis meses, la Comisión publicará unas conclusiones provisionales. Si ve indicios de "dumping", puede establecer unas medidas durante seis meses mientras continúa la investigación o puede cerrarla si no cree que exista perjuicio.