El Banco de Valencia cerró el pasado ejercicio con unas pérdidas atribuidas al grupo de 3.585 millones de euros -3.613 fueron los números rojos en términos individuales-, muy por encima de los 886 negativos de 2011, según los datos hechos públicos ayer por la entidad financiera, cuya propiedad será transferida este mes de febrero por el FROB, actual propietario del 99,88 % de las acciones, a CaixaBank por un euro. Paso previo a formalizar esta operación fue una inyección de capital por parte del citado fondo público por valor de 4.500 millones. La entidad afirmó ayer que, en ese marco, ya ha procedido a compensar 1.350 millones de las pérdidas del pasado ejercicio, con lo quedan pendientes otros 2.262 millones. A 31 de octubre, el banco había declarado unas pérdidas de 3.309 millones, que, al cierre del ejercicio, han aumentado en cerca de 300 millones.

El crédito a la clientela bruto se redujo durante 2012 en 5.614 millones de euros, "de los que 3.491 corresponden al traspaso de activos" al llamado "banco malo", el Sareb. Se trata de una bajada del 32,41 %, que el banco atribuye también a la adecuación de la estructura de balance y a los saneamientos por el deterioro del riesgo. Así las cosas, el volumen crediticio de la entidad ha disminuido hasta los 11.538 millones, con una exposición inmobiliaria neta que solo representa el 2,19 % del total. El 87,33 % del total del crédito concedido se concentra en la financiación a particulares y pymes.

Los depósitos de la clientela, por su parte, experimentaron una evolución negativa del 20,08 %, aunque el banco explicó ayer en un comunicado que esa tendencia se había reducido en el último trimestre, hasta el punto de recuperar en diciembre 300 millones de recursos de clientes minoristas. En cualquier caso, los depósitos se quedaron en 9.609 millones tras una reducción de 2.414 millones. Según la citada nota, de esta última cifra, 1.024 corresponden a los clientes minoristas, mientras que el resto surge de la cancelación de la línea de liquidez que el FROB dio a la entidad por valor de 2.000 millones tras su intervención en noviembre de 2011.

Respecto al patrimonio neto, los fondos propios del banco "se han restablecido" tras ampliación de capital del FROB por 4.500 millones que redujo el valor de las acciones desde 0,20 a 0,01 euros por títulos. De esta forma, el ratio de solvencia al cierre del ejercicio se ha situado en el 21,25 %.

El Banco de Valencia incrementó el año pasado de 118 a 137 millones de euros sus gastos de personal, debido fundamentalmente a la reducción de plantilla que aplicó el pasado 12 de noviembre y que supuso la salida de 360 empleados. En estos momentos, la entidad negocia con los trabajadores aplicar otro expediente de empleo, que afectará a otras 890 personas, como paso previo a su venta definitiva a CaixaBank.

Gastos de consultorías

Por otro lado, los gastos de administración subieron de 56 a 68 millones como consecuencia "de los costes asociados a los activos inmobiliarios en gestión, cuyas ventas se han incrementado significativamente" -de hecho, los activos en venta cayeron un 69 % en el ejercicio, hasta los 199 millones- y "por la contratación de diversos servicios de auditoría y consultoría derivados del proceso de resolución". La Comisión Europea dio el ultimátum de liquidar el banco dirigido por José Antonio Iturriaga si el 30 de noviembre no había sido adjudicado a un competidor. Las comisiones percibidas por la entidad disminuyeron en un 11,88 % y quedaron en 85,2 millones. Todos los principales márgenes de la cuenta de resultados experimentaron en el ejercicio descensos, en especial el de explotación, que se contrajo en un 48 %.