El Instituto Valenciano para la Competitividad Empresarial (Ivace) no puede presumir de haber cumplid con sus compromisos de apoyo a las empresas de la autonomía. El año pasado cerró el ejercicio habiendo ejecutado apenas el 25, % de su presupuesto de gasto, concentrado en líneas y programas de fomento de la innovación empresarial y respaldo a la industria regional. El antiguo Impiva contaba en 2012 con un presupuesto de gasto de 126,4 millones del que apenas empleó 32,2 millones de euros, según el balance de cuentas que recoge la Cuenta General de la Generalitat publicada por la Conselleria de Hacienda.

Ni el capítulo de ayudas ni el de inversión en infraestructuras de apoyo presentaron porcentajes de ejecución capaces de convencer a los empresarios de que los discursos oficiales de apuesta por la innovación y el tejido empresarial tiene correlación con la realidad. En materia de subvenciones solo se reconocieron obligaciones por importe de 25,8 millones de euros frente a los 101,6 presupuestados. De los 24,7 millones de salida para inversiones en infraestructuras (informática, certificaciones, energía, etc) solo llegaron a la fase de verificación administrativa 6,4 millones de euros.

Las cifras de ejecución revelan en qué medida los recortes de la Generalitat han alcanzado de lleno al modelo de respaldo público a la empresa, que en 2012 comenzaron a perder comba en cuanto a las prioridades de gasto de un Consell de Alberto Fabra asfixiado por las tensiones de tesorería. Tanto las cifras de ejecución de 2013 como las previsiones de gasto para 2014 se estiman también bastante pobres.

El análisis al detalle de los programas revela también cómo los discursos políticos de los responsables de la Conselleria de Economía han estado muy alejados de la realidad de los números. Por ejemplo, el programa Innoempresa, creado para favorecer la innovación en materia tecnológica, organizativa o de colaboración del tejido productivo apenas se ejecutó en 40,3 % en 2012. De los 7,7 millones de presupuesto se comprometieron 3,1 millones. En conjunto, las líneas de emprendedurismo innovador y diversificación empresarial, que el conseller Máximo Buch cita como elementos necesarios para salir de la crisis apenas se ejecutaron al 26,8 %. El capítulo dedicado a la creación de empresas de base tecnológica ni siquiera se tocó.

Algo similar ocurrió con las líneas de Investigación, Desarrollo e Innovación empresarial. De los 33,4 millones presupuestados solo se comprometieron 11,1 millones, un 33,4 % de los créditos iniciales. La red de centros tecnológicos también vio cómo gran parte de las ayudas prometidas en líneas de apoyo a la competitividad se quedaron en el cajón.