Tras diez años de vigencia, Mercadona y la productora alicantina de tomates y frutas tropicales Bonnysa han decidido poner fin al acuerdo de interproveedor que mantenían y que se suponía más de 100 millones anuales de facturación para la firma de Mutxamel ante los «diferentes puntos de vista que ambas compañías tienen respecto a la gestión» y el futuro de sus negocios, según señalaron en un comunicado conjunto. Este acuerdo, similar al que la cadena mantiene con otros fabricantes para producir de sus marcas propias, como Hacendado, garantizaba a Bonnysa cuya facturación total asciende a 150 millones un volumen de compras mínimo cada año pero, a cambio, la firma no podía vender a otras enseñas en el territorio nacional.

El «desenganche» se realizará de forma gradual a lo largo de los próximos tres años (hasta 2016) en los que Mercadona, que buscará otros proveedores, irá reduciendo sus pedidos hasta que la firma alicantina pase a ser un proveedor más sin relación de exclusividad. Será un gran cambio para Bonnysa, que en la actualidad destina más del 70 % de su producción a los supermercados que dirige Roig y que ya son el mayor grupo de distribución de España. La mayoría de los interproveedores de la cadena han logrado seguir creciendo en plena crisis gracias a sus relaciones privilegiadas con la misma.

El director financiero de Bonnysa, Francisco Vidal, aseguró ayer que ha sido la compañía de Mutxamel la que solicitó la ruptura del acuerdo. «No es que no estemos satisfechos con Mercadona pero creemos que ha llegado el momento de poner en marcha una nueva estrategia y de atender otros mercado», señaló el directivo a este diario. Los planes de la sociedad agraria pasan por aumentar su cuota de exportación, que en la actualidad representa el otro 30 % de la facturación de la empresa, y también por colocar sus productos de cuarta y quinta gama, elaborados de fruta, en las estanterías del resto de cadenas nacionales.