El precio medio de las tierras de cultivo de la Comunitat Valenciana volvió a bajar por quinto año consecutivo durante 2012 al situarse en 22.825 euros por hectárea, lo que supone un nivel similar al de hace más de una década y constata el hundimiento de los bienes inmuebles del 31 % respecto a 2008 como consecuencia del estallido de la burbuja inmobiliaria y el largo período de crisis económica. Según constata un informe facilitado por el Ministerio de Agricultura, el desplome de los precios se produce en la mayor parte de las tierras destinadas a los cultivos -tanto de regadío como de secano- y afecta de lleno a las superficies con mayor producción en el campo valenciano: cítricos y otros frutales, hortalizas, viñedo, olivar y arroz.

Sin duda, el valor del suelo cultivable no atraviesa su mejor momento en la historia reciente y la devaluación tiene que ver sobre todo con la caída de las inversiones en el sector primario, la pérdida de rentabilidad del campo y el menor consumo interno. Sea como fuere, con la excepción de Canarias, la Comunitat Valenciana mantiene el valor más elevado del precio medio por hectárea en España, que se sitúa en tan sólo 9.705 euros y anota también un lustro de descensos. Una de las razones que explica el mayor valor del campo valenciano es su extensión superior en regadío, así como la proliferación de cultivos con mayor valor añadido que en otras partes de España.

En medio del incierto escenario que atreviesa el sector con la reforma de la Política Agraria Común (PAC), que entrará en vigor entre los años 2014 y 2020, las áreas citrícolas son algunas de las que sufren caídas más acusadas de su valor. Por una hectárea naranjera se pagaban el año pasado una media de 45.516 euros, que representa un 39 % menos que hace un lustro y se equipara con los niveles del año 2001. Con todo, dada la estructura minifundista del campo valenciano, las propiedades citrícolas más próximas a los núcleos rurales cuentan con valoraciones superiores. En ese sentido, hay que tener en cuenta también que esos precios son nominales -en función de las valoraciones catastrales- y no siempre reflejan los niveles reales del mercado, que resultan mayores y dependen en muchas ocasiones de su posible recalificación.

Durante 2012, las tierras de cultivo que muestran descensos superiores de precios son las ocupadas por frutales de regadío (-25,7 %) y olivar de mesa (-20,1 %), así como las de hortalizas al aire libre (-2,7 %). Por autonomías, destaca la mejora que registran País Vasco, Castilla-La Macha y Cataluña. En el resto, incluida la valenciana, disminuyen.