La imputación anunciada ayer por el juez Pedraz alarga aún más el «via crucis» judicial de los dos máximos responsables del hundimiento del Banco de Valencia, una entidad que primero fue intervenida y luego vendida por un euro a CaixaBank tras aportar el Estado más de 6.000 millones de euros de fondos públicos. José Luis Olivas presidió el Banco de Valencia desde enero de 2004, cuando también accedió a la presidencia de Bancaja, hasta octubre de 2011, un mes antes de la intervención. Está imputado en la causa principal por la querella presentada por la asociación de pequeños accionistas Apabankval y en varias de las querellas presentadas por el FROB por diversas operaciones irregulares con empresas. Además, como vicepresidente de Bankia, donde se integró la caja de ahorros, es uno de los imputados en la causa que instruye otro juez de la Audiencia Nacional, Fernando Andreu, por la querella de UPyD. En este caso, se analiza si se produjeron delitos en la operación de salida a Bolsa de la entidad, así como en la comercialización de las participaciones preferentes.

Domingo Parra fue consejero delegado del Banco de Valencia desde 1994, el año en que Bancaja compró al Banco Central el 24 % que tenía en la entidad valenciana, hasta octubre de 2011 cuando dimitió y fue sustituido por Aurelio Izquierdo, entonces director general de Bancaja y socio suyo en una empresa que ha sido señalada en al menos una de las operaciones denunciadas por el FROB tras hacerse cargo de la gestión del Banco de Valencia. Parra, además de en la causa general y en la ampliación del delito de falsedad contable anunicado ayer, figura en las ocho querellas presentadas por el fondo. j. c. valencia