La debacle bursátil y posterior nacionalización del BdV provocó una auténtica ruina a 45.000 pequeños y grandes inversores que confiaban gran parte de sus ahorros al otrora joya de la corona financiera de la Comunitat Valenciana. El hundimiento del Banco de Valencia, que llegó a valer en Bolsa más de 5.000 millones de euros, dejó sin valor los títulos de la entidad que luego han sido canjeados por los de CaixaBank con una proporción de 479 títulos de Banco de Valencia por uno de su nuevo dueño. Los propietarios de la cuarta parte del banco vieron mermado el valor de sus acciones en 1.000 millones en muy poco tiempo. Hasta su intervención, la entidad poseía algo más de 20.000 accionistas con menos de cien títulos en propiedad, frente a los 10.295 que manejaban entre 100 y 500 acciones. Con más de 500 títulos había 17.305 propietarios.

El control de los históricos socios de referencia, quienes llegaron a tener en sus manos el 25 % del banco con sede en Pintor Sorolla, se ha reducido a cenizas. Banco de Valencia llegó a superar a Bankinter en capitalización bursátil en tiempos de la burbuja inmobiliaria y atraía el capital de grandes gestoras de fondos y sociedades de inversión de capital (Sicav) de las grandes fortunas de la Comunitat Valenciana.

Conocidas sagas familiares como los Noguera (a través de su patrimonial Libertas 7), Girona (Minaval) o Boluda Villalonga, y empresarios como Federico Michavilla (Torrecid), Celestino Aznar (Marie Claire), Silvestre Segarra (Porcelanosa), Manuel, Olmos (Macomar Inversiones) o José Segura Almodóvar, entre otros, recortaron sus ahorros tras el cambio forzoso de propiedad y no acudir a la ampliación de capital suscrita en su mayoría por el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB).

Bancaja llegó a controlar el 38 % del Banco de Valencia. La familia del conocido industrial de las figuras de porcelana Juan Lladró (que fue vicepresidente del banco), junto con su hija Rosa María, fue la primera en ver las orejas al lobo y vendió gran parte de su participación en el banco durante 2009 y 2010. También otros inversores escaparon a tiempo de la trampa.