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La alternativa del banco de tierras

El primer registro de l'Horta Nord consigue varias parcelas de cultivo en desuso para su próxima oferta pública - La iniciativa de entidades locales pretende impulsar el empleo en el sector agrario

Campo de naranjas abandonado en Castelló. vicent gamir

La constitución de bancos de tierras para garantizar la custodia del territorio recuperando parcelas abandonadas e impulsar sobre todo el autoempleo en el sector agrario comienza a tomar cuerpo en la Comunitat Valenciana. La reciente iniciativa puesta en marcha por el Consorcio Pactem Nord que desde finales de 2013 coordina un registro de superficies de una decena de municipios para fomentar el arrendamiento de espacios para cultivos ha logrado ya la adhesión de las primeras parcelas en desuso y que el Banco de Tierras de l'Horta Nord comenzará a ofrecer en breve.

Este registro administrativo, de carácter público, también se ha extendido en otros términos municipales de la autonomía a petición de corporaciones como Vila-real, Nules, Náquera, Benifaió y Alzira, entre otras. Por el momento, la oferta todavía es muy baja (tan sólo cinco parcelas con una extensión de 13 hanegadas, en el caso del banco de tierras de l'Horta Nord), si bien los promotores del ambicioso proyecto sostienen que «la oferta crecerá en los próximos años, pues ha tenido una buena aceptación por parte de agricultores a tiempo parcial y algunos propietarios de tierras sin cultivar», explica el gerente del consorcio para la creación de empleo Pactem Nord, José Antonio Navarro.

Los agricultores valencianos dejaron de cultivar 8.065 hectáreas durante el año pasado. Así las cosas, la Comunitat acumula ya un total de 167.658 Ha. de tierras baldías, lo que representa un aumento del 22,7% respecto a una década antes. Con todo, la crisis económica ha conseguido paralizar el abandono de tierras de cultivos en la Comunitat Valenciana por primera desde hace muchos años, según constata una encuesta elaborada por Esyrce, del Ministerio de Agricultura.

A través del banco de tierras cualquier persona podrá asumir el compromiso de explotar las mismas tierras mediante los acuerdos y precios que fijen voluntariamente el arrendador y el que solicita la extensión para trabajarla. Las parcelas se pueden alquilar mediante un contrato de «aparcería» (para cultivos de ciclos cortos, como las hortalizas) o bien con la fórmula de «arrendamiento» (mínimo de cinco años y pensado para frutas y otros cultivos).

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