En tanto que socio de la inmobiliaria de Bancaja, el grupo Cotino, presidido por Vicente Cotino, sobrino del presidente de las Corts Valencianes, Juan Cotino, disfrutó de privilegios inimaginables para el común de los clientes de la entidad de ahorros, unas ventajas que, a la postre, ocasionaron un abultado agujero a la cofundadora de Bankia. Se trata del caso Share Capital. Un informe de la dirección general de Supervisión del Banco de España del 28 de junio de 2013, que figura en la causa que instruye el juez de la Audiencia Nacional, Javier Gómez Bermúdez, tras una denuncia de Bankia por los negocios de Bancaja y Banco de Valencia en el Caribe, constata las irregularidades.
Share Capital fue creada inicialmente a partes iguales por Bancaja Hábitat, por el grupo Sedesa (Cotino) y por el grupo de Andrés Ballester, aunque a la postre, como dice el informe, la filial de la caja aportó al capital 15,1 millones en efectivo, Ballester diez también en efectivo y Cotino otros diez «mediante aportaciones no dinerarias [suelos y participaciones en sociedades en Hungría y Rumanía frente a las cuales mantenía derechos de cobro] para los que no se solicitó ninguna valoración». Tan es así que «en las cuentas anuales de Bancaja Hábitat de 2011 se indica que los derechos de cobro han resultado irrecuperables y los activos aportados apenas tienen actualmente valor». La empresa se creó con el objetivo de comprar suelo en el Este de Europa, especialmente en Hungría, donde, como dice el informe, «al parecer, para evitar la prohibición de la normativa húngara de la ley de suelo de comprar suelo agrícola a personas» extranjeras, «Share Capital anticipaba el pago de estos suelos a sociedades que debían actuar como intermediarios en la búsqueda de propietarios-agricultores que compraran y mantuvieran los suelos hasta su posterior recalificación, momento en el que serían transmitidos a Share Capital». El Banco de España, al respecto, constata que en una de las operaciones se destinaron 5,6 millones para «gastos de recalificación del suelo».
El informe detalla algunas de las actuaciones irregulares que motivaron las denuncias de Bankia. Una de ellas consistió en la concesión a este grupo por parte de Bancaja durante 2008 de créditos por 61 millones de euros que fueron aprobados «por el procedimiento de urgencia y sin realizar un análisis riguroso sobre las posibilidades de reembolso». Una de esas operaciones, por importe de 27 millones, «inicialmente iba destinada a la compra de un suelo en Hungría. Sin embargo, finalmente de ese importe se aplicaron 15,6 millones para pagar la cesión de unos derechos de cobro presentados por una sociedad del grupo Cotino, que nunca fueron recuperados».
En abril de 2008, Bancaja Hábitat acordó comprar 5 millones de metros cuadrados de suelo rústico en la localidad magiar de Savoly con una inversión de 10 millones, además de los ya citados 5,6 para recalificación. Una parte del terreno era para construir un circuito de moto GP, «para lo que habría un acuerdo con el gobierno húngaro». «Se pagaron 6,46 millones a empresas del grupo Cotino, en concepto de préstamos para la construcción y promoción del circuito, y otros 8,5 millones en concepto de otros gastos contratados en gran parte con sociedades del grupo Cotino. Por tanto, en total se prestaron 30,56 millones. El suelo no llegó a adquirirse, se canceló el acuerdo con el gobierno húngaro y ninguno de estos importes anticipados fueron reembolsados. Se desconoce el destino real de los fondos anticipados para tales fines», concluye de forma demoledora el informe. Para la compra de 1,1 millones de suelo rústico en Paty, Bancaja financió 26,4 millones en abril de 2008: «Se pagó por el suelo 24,5 millones y los otros 2 se consideraron un anticipo que no ha sido reembolsado». En 2012, el valor de ese suelo era de 9 millones.
