Fomento Urbano de Castelló (Fucsa) ya tiene el control total sobre Aguas de Valencia. Su presidente Eugenio Calabuig cerró hoy el acuerdo con Caixabank para la compra de su 30 % de participación por 95 millones de euros, según confirmaron las partes en un comunicado conjunto.

Con esta operación se cierran dos décadas de batallas por el control de la concesionaria, una firma que el año pasado cerró el ejercicio con 24,9 millones de euros de beneficio neto y una facturación de 254 millones de euros. Calabuig controlará más del 60 % de las acciones y tiene previsto en el futuro dar entrada a socios locales, a los que venderá entre el 10 y el 13 %.

El empresarios ha admitido que ya cuenta con inversores interesados en tomar una participación, la mayor parte de origen valenciano.

La francesa Suez Environnement se queda en minoría con el 33 % y sin acceso al consejo de administración.

El traspaso de la participación se produce en cumplimiento del laudo arbitral de la Cámara de Comercio, que reconocía a Fucsa el derecho de tanteo sobre las acciones. Caixabank obtiene con esta operación unas plusvalías de 32,5 millones de euros, pues se apuntó en su balance los títulos de Aguas de Valencia por 62,5 millones cuando el FROB le adjudicó el Banco de Valencia por un euro.

Se trata de un dinero que irá a manos de Caixabank pero que podría haber terminado en las del FROB, el fondo público que el Estado constituyó para sanear la banca.

Nada más intervenir el Banco de Valencia, los gestores del FROB paralizaron una operación de venta del paquete de la entidad en Aguas a Fucsa. Según expuso en octubre de 2011 (un mes antes de la intervención) al consejo de administración el entonces recién nombrado consejero delegado Aurelio Izquierdo (hoy imputado en la Audiencia Nacional por la gestión del banco) los Calabuig habían puesto encima de la mesa una oferta de casi 90 millones de euros por la participación. «Se manifiesta que se producirían unas plusvalías de 9,8 millones en el consolidado del Banco de Valencia y una entrada en caja de entre 93,7 y 101,3 millones de euros», explicó Izquierdo a los consejeros, que dieron el visto buena a la desinversión, según las actas.

Con la toma de control del Banco de Valencia, el FROB se desentendió de esa propuesta. No contestó a las ofertas efectuadas vía carta a Madrid por la familia Calabuig a lo largo de 2012 y la primera mitad de 2013. Al final, el 27 de noviembre de 2012, el fondo adjudicó por un euro —y un coste para los contribuyentes de más de 6.000 millones— el Banco de Valencia a Caixabank, que absorbió formalmente el banco en junio de 2013.

El fondo, representado en el banco en la figura de José Antonio Iturriaga (hoy colaborador de Caixabank), promovió acciones judiciales contra Calabuig, Izquierdo y el exconsejero delegado del banco Domingo Parra por operaciones cruzadas con perjuicio para la entidad, como la adquisición de Costa Bellver. El FROB también ha pretendido, sin éxito, que la Audiencia Nacional anule el pacto de accionistas que daba a los Calabuig el control de Inversiones Financieras Agval (tienen una acción más) y el derecho de tanteo.