El conseller de Economía, Máximo Buch, confirmó oficialmente lo que era un rumor a voces en el entorno de la Generalitat: que las dudas jurídicas que generaba el procedimiento han tumbado el proyecto original de privatizar la gestión conjunta de la Ciudad de las Artes y las Ciencias .

En una declaración atípica (porque el asunto no ha sido aprobado aún en el pleno del Consell) y sin que mediase pregunta previa de la prensa, Buch explicó en la rueda de prensa posterior a la reunión semanal del Gobierno valenciano que los planes pasan por licitar de forma conjunta el Oceanogràfic y el Ágora junto la restauración y el «merchandising» de todo el complejo. Por su parte, pla empresa pública Cacsa mantendrá el control sobre la gestión de Museo de las Ciencias y el Hemisfèric.

La razón de esa dualidad estriba en la titularidad del suelo sobre el que se asienta cada uno de los elementos. Las parcelas del Oceanogràfic y el Ágora son de Cacsa, mientras que el resto, incluídos los lagos y zonas comunes, son terrenos de dominio público en manos de la Generalitat. La cesión integral ha generado «dificultades legales», según explicó Buch. La Abogacía había advertido que los bienes públicos tienen que estar gestionados por personal público. Aunque Buch no lo detalló, el proyecto de privatización ha encallado por temor a que los antiguos propietarios de los terrenos expropiados en su día para la construcción del complejo pudiesen presentar demandas en el caso de una cesión de explotación a un gestor privado con ánimo de lucro.

Ese riesgo no existe con el Oceanogràfic (de hecho actualmente lo gestiona de forma interina Parques Reunidos) y el Ágora, pues los solares sobre los que se asientan ya fueron desafectados y están en manos de Cacsa.

El contrato de gestión se cederá a un adjudicatario, por un plazo de quince años prorrogable otros cinco. En el Ágora, el operador se encargará de la venta de entradas, la gestión de contenidos, el aparcamiento, actos y cesión de derechos de imagen.

Adicionalmente, al adjudicatario se le asignarán actividades secundarias, como la restauración y «catering» y la venta de objetos de recuerdo, de las que se encargará también en todos los edificios del complejo, para aumentar la «eficiencia» y para que «no compitan entre sí».

Buch defendió el cambio de criterio y dijo que el modelo por el que se ha optado combina «lo mejor» de lo público con un gestor privado que aportará ideas y «savia nueva».

El pliego contempla como mejora que el gestor, que tendrá que abonar un canon de entrada, aporte ideas y contenidos para el Museo y el Hemifèric, cuya tecnología debe ser revisada. También deberá financiar las campañas conjuntas de publicidad.

El pliego podría publicarse en breve si el Consell informa favorablemente la semana que viene y tiene luz verde de la Abogacía y la CAVE, la comisión delegada del Consell responsable de supervisar las externalizaciones dentro del plan de reestructuración del sector público.