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Dieciséis ciudades valencianas están entre las 50 más dañadas por la crisis

Ninguna localidad de la autonomía figura entre el medio centenar de las menos perjudicadas

Dieciséis ciudades valencianas están entre las 50 más dañadas por la crisis

La Comunitat Valenciana ha sido la autonomía más duramente castigada por la crisis y las políticas de austeridad y buena prueba de ello es que es la región donde se concentra el mayor número de ciudades de más de 20.000 habitantes seriamente perjudicadas por la recesión. El «Atlas de la crisis» elaborado por investigadores del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y publicado por la editorial valenciana Tirant lo Blanch detalla que dieciséis de las cincuenta poblaciones españolas más vulnerables ante la crisis se encuentran en la Comunitat Valenciana: seis en Castelló, otras seis en Alicante y cuatro en Valencia.

El Atlas, tal como publicó este diario el pasado martes, pone de manifiesto que la crisis se ha cebado especialmente en el litoral mediterráneo, con Castelló liderando el escalafón por provincias más damnificadas. Valencia ocupa la tercera plaza y Alicante, la sexta. En el caso de los municipios, tras la Comunitat Valenciana aparecen Cataluña, con 14 localidades, diez de las cuales corresponden a la provincia de Barcelona, y Murcia, con diez. Los autores establecieron un índice para calibrar la situación de cada territorio donde cero representaba la media nacional y dos equivalía al grado más elevado de vulnerabilidad atendiendo a cuestiones como la compraventa de viviendas, el número de empresas y de parados, el PIB por habitante o las ejecuciones hipotecarias. Hechos los cálculos, resultó que la castellonense La Vall d'Uixó es la población más perjudicada, con un índice de 1,57. En la otra parte de la ecuación, el menos dos representa el nivel máximo para calibrar los menores efectos de la crisis. En este caso, la localidad guipuzcoana de Mondragón, con un -1,57, es la ciudad que menos perjuicios ha sufrido en estos años de recesión. En el listado de cincuenta poblaciones que encabeza no figura ninguna de la Comunitat Valenciana.

El estudio sitúa el foco local de mayor vulnerabilidad en varias comarcas murcianas que basaron su desarrollo turístico «en la construcción masiva y densa de segundas residencias para población de ingresos medios», junto a la «expansión urbanizadora sin precedentes en muchas ciudades del interior». Este «modelo se prolonga sin apenas solución de continuidad por el sur de la provincia de Alicante, con Orihuela y Calpe también en este grupo de máximo impacto». Un segundo foco de relevancia está en el Baix Maestrat y la Plana, que han padecido la crisis inmobiliaria de forma directa (construcción) e indirecta (cerámica). Respecto a la provincia de Valencia, el libro destaca ciertas diferencias en el área metropolitana. En l'Horta Oest, la vulnerabilidad es alta en Xirivella, Aldaia, Alaquàs, Manises, Torrent, Quart de Poblet o Mislata, con la excepción de Paterna, que tiene un perfil similar al de la capital, y municipios de l'Horta Nord, como Alboraia o Burjassot. Sagunt, por su parte, tiene una mejor evolución que poblaciones de l'Horta Sud como Paiporta o Catarroja.

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