Conciliar la vida personal y laboral en España continúa siendo casi una misión imposible y, a pesar de que desde los distintos gobiernos y partidos se pregonan mensajes a favor de la racionalización de los horarios, son ellos los que no siempre los llevan a la práctica.

Las sesiones parlamentarias que llegan en muchas ocasiones a las diez de la noche al haber comenzado después de comer o las ruedas de prensa, comparecencias y muchos actos a horas en las que en la mayoría de los países europeos las familias están ya cenando, contribuyen a que en España la jornada laboral se alargue más allá de la puesta de sol.

La pasada semana el jefe del Ejecutivo, Mariano Rajoy, acudió al Palacio de Marivent para mantener su única reunión del verano en Mallorca con el Rey a las 19.00 horas; días antes el presidente de la Generalitat Artur Mas firmó pasadas las 21.00 el decreto para convocar las elecciones catalanas.

El cómo y el cuándo se hizo público el relevo de José Ignacio Wert al frente del Ministerio de Educación -a las 22.00 horas y por un comunicado- suscitó críticas y Rajoy ironizó al respecto dirigiéndose al periodista que le había planteado una pregunta sobre ese asunto: "Si quiere, a partir de ahora lo haré a las doce de la mañana, pero tiene que comprender que uno tiene los horarios que tiene y la disponibilidad que tiene".

"Si alguien se ha sentido molesto por mis horarios, lo siento y le pido que me disculpe, pero realmente no me parece el tema más importante de la historia", agregó el jefe del Ejecutivo en ese momento.

Otro ejemplo de horario poco europeo fue el del acto en el que intervino el líder el PSOE, Pedro Sánchez, hace una semana. Eran las 21.00 horas pasadas de un viernes 31 de julio cuando el socialista pronunciaba su discurso en el Congreso del PSOE de Madrid.

Para el presidente de la Comisión Nacional para la Racionalización de Horarios (ARHOE), José Luis Casero, los responsables políticos deberían "predicar con el ejemplo" y no solo prometer en sus programas electorales el fomento de la conciliación "de cara a la galería".

"En los programas electorales para las elecciones de mayo -las autonómicas y municipales- todos los partidos hablaban de que iban a promover la racionalización de los horarios. Oiga, eso ya lo dijeron hace cuatro años, y hace otros cuatro años y hace otros cuatro. Necesitamos medidas concretas y ejemplos concretos", subraya a Efe Casero.

La diputada del PP Belén Hoyo reconoce a Efe que los políticos no son un ejemplo en esta materia y que "España, en general, no está adaptada a los horarios europeos que sí que favorecen muchísimo más la conciliación".

Hoyo explica que si en el Congreso las sesiones llegan hasta tarde es porque se intenta concentrar la actividad parlamentaria de martes a jueves, ya que los lunes y los viernes los diputados trabajan en sus respectivas circunscripciones.

Por otra parte, confía en que el Plan de Apoyo a la Familia, al que dio luz verde el Ejecutivo el pasado 14 de mayo, contribuya a dar el impulso que necesita la conciliación en España.

Entre otras cosas, el plan incluye iniciativas para fomentar una mayor flexibilidad de la jornada laboral, como una bolsa de horas recuperables por necesidades puntuales de conciliación en la Administración, plantea la mejora de los derechos de conciliación de los autónomos y prevé la necesidad de regular el teletrabajo.

"Se ha trabajado mucho en ese plan y confío en sus resultados, desde luego es una asignatura pendiente en nuestro país favorecer la conciliación", abunda la parlamentaria 'popular'.

Desde el PSOE, la diputada Meritxell Batet también admite que los políticos no son un ejemplo de conciliación pero considera que su trabajo tiene que centrarse en intentar que en la sociedad sí sea posible.

"El objetivo principal no tiene que ser que nosotros conciliemos sino que en la sociedad se cambien algunos hábitos, que haya unos horarios más razonables desde el punto de vista laboral", incide.

A su juicio, España ha avanzado en este sentido pero en comparación con el resto de los países europeos tiene aún "trayecto por recorrer".

"Lo más importante y, probablemente sea lo más difícil de cambiar, y que determinará un cambio real, son los horarios laborales. Mientras en las oficinas funcionen hasta las ocho o las nueve de la noche es muy complicado", sentencia Batet.