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Mal estado

Avanqua conocía los desperfectos del Ágora antes de la adjudicación del contrato

El concesionario abona el primer canon de entrada de 4 millones y no contempla cuestionar el resto de pagos aunque se retrase la explotación del recinto - El despacho de Calatrava acepta sellar el edificio sin la costosa colocación de lamas móviles

Avanqua conocía los desperfectos del Ágora antes de la adjudicación del contrato

El adjudicatario de la gestión y explotación del Oceanogràfic y el Ágora de la Ciudad de las Ciencias conocía gran parte de los desperfectos del último de los elementos diseñado por Santiago Calatrava antes de la firma del contrato. La auditoría que Avanqua encargó al despacho de arquitectos de José María Tomás Llavador no hizo sino certificar la existencia de obras pendientes, desperfectos y anomalías de las que ya tuvo constancia la sociedad participada por Aguas de Valencia y el Acuario de Vancouver durante el proceso de licitación. Los tres aspirantes (Avanqua, Rain Forest-Costa, y Aspro Ocio) tuvieron acceso al certificado final parcial de obra expedido por el despacho de Calatrava fechado en febrero de 2013 y en el que se recogen los trabajos pendientes de ejecución. También fueron informados de los problemas de estanqueidad del recinto en las tres visitas que realizaron antes de formalizar su oferta.

La propuesta de contenidos de Avanqua para el Ágora no contempla nada que no se haya hecho hasta ahora en su interior: básicamente ferias, conciertos y exposiciones. De ahí que la voluntad del concesionaria sea la de mantener una posición no beligerante ante un posible retraso en la entrega del edificio (el plazo tope expira el 10 de octubre) o ante posibles trabas en la explotación por la existencia de trabajos de mejora y obras. Avanqua ha abonado ya los 4 millones de euros del canon de entrada y prevé cumplir los plazos en el pago de los otros cuatro millones que comprometió como primera entrega a Cacsa en su oferta.

Fue la propia Avanqua la que planteó a Cacsa y a la Generalitat la conveniencia de demorar la recepción del Ágora hasta solventar los problemas más urgentes. Los dos principales (el de la estanqueidad del edificio y el de la seguridad de los grandes portones de acceso) pueden estar en vías de solución si se atiende a los mensajes que el propio despacho de Calatrava ha trasladado. El pasado 31 de julio, antes de que trascendiese el informe de Tomás Llavador, el despacho se puso en contacto con Cacsa en respuesta a un requerimiento de la sociedad pública para actualizar el estado del edificio. En esa comunicación, el arquitecto se mostraba abierto buscar una solución al problema de las goteras sin tener que instalar las costosas lamas móviles, justo la opción intermedia que ahora defiende la Conselleria de Hacienda para comprometer mayores gastos de los necesarios para entregar el edificio con garantías mínimas a Avanqua.

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