La participación en la promotora Nou Litoral fue durante algunos años un negocio muy rentable para sus empresarios accionistas: la familia Soler y el promotor valenciano Salvador Vila. La sociedad investigada por la Audiencia Nacional repartió en los ejercicios de 2005 y 2006 unos dividendos de 56 millones de euros pese a que los accionistas apenas aportaron 4,7 millones para financiar su actividad, según reflejan los informes periciales remitidos por el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) al juez Santiago Pedraz en la causa que indaga sobre los quebrantos que sufrió el Banco de Valencia durante la etapa de Domingo Parra como consejero delegado.
Nou Litoral inició su actividad en 2003 con sociedades ligadas a Salvador Vila, Juan Bautista Soler, Javier Soler y José Soler Crespo como accionistas. En conjunto, sumaban el 80 % del capital frente al 20 % que aportó el Banco de Valencia. La estructura de la nueva participada preveía una posición absolutamente minoritaria del Banco de Valencia, «a pesar de que fue la entidad la que aportó casi toda la financiación para las operaciones llevadas a cabo», dice la querella presentada por el FROB. Según este escrito, los intereses de la financiación otorgada en 2003, 2004 y 2005 «se pagaban con financiación del BdV; la entidad ponía el dinero para pagarse sus propios intereses, pero los beneficios para todos los socios»
Efectivamente, según la documentación a la que ha tenido acceso Levante-EMV, tras la venta de activos inmobiliarios en El Vergel y otras operaciones que «salieron bien», entre los ejercicios de 2005 y 2006 Nou Litoral repartió a los Soler y Vila 56 millones de euros en dividendos. Inmediatamente se produjo otra ronda de la espiral «especulativa», sostiene la acusación. «En lugar de hacer uso de los recursos generados mediante las primera operaciones», el Banco de Valencia otorgó nuevas líneas de crédito que sirvieron para comprar por 71 millones de euros terrenos en las parcelas conocidas como la Reva. «La operación no pudo concluirse mediante una rápida reventa con el consiguiente beneficio especulativo». En 2009, con la operación urbanística de la Reva ya empantanada, el banco optó por refinanciar el pasivo de Nou Litoral. El resultado en el momento de la intervención de la entidad por parte del Gobierno fue una deuda acumulada de 109 millones de euros y un quebranto en los balances de 83 millones de euros.
En sus comparecencia ante el juez Pedraz, tanto Vila como los Soler han negado irregularidades en las operaciones e incluso han manifestado que Nou Litoral supuso también para ellos un quebranto económico. El último en declarar fue el expresidente del Valencia CF, Juan Bautista Soler, tras varios requerimiento del juez. En su comparecencia en enero, Soler aseguró que el dinero que dio el banco para estas operaciones se concedió por un procedimiento regular y que él tuvo que prestar a cambio garantías personales que, en algunos casos, afectaron a obras de arte de su propiedad, informó Efe.
También explicó que tuvo que firmar un contrato de permuta financiera o «swap» para realizar con el Banco de Valencia las operaciones, relacionadas unas con otras y con las que, según dijo, salió perdiendo.
El empresario compareció como imputado en la causa sobre el Banco de Valencia después de que el magistrado le emplazase en tres ocasiones bajo amenaza de detención. En las dos anteriores no acudió a la Audiencia Nacional alegando enfermedad y falta de tiempo para estudiar la causa. Los empresarios fueron imputados por apropiación indebida y administración desleal. Pedraz instruye la causa junto a otros piezas ligadas a la gestión del banco desde 2012.
