El Juzgado Mercantil número 1 de Valencia ha iniciado el proceso de subasta del histórico grupo siderúrgico valenciano Ros Casares y gran parte de sus filiales. En un auto notificado la última semana de julio, el magistrado Salvador Vilata ha abierto un plazo de recepción de ofertas que se prolongará hasta el 14 de octubre, cuando está previsto que abran los sobres. A partir de ese momento se articulará una segunda ronda de consulta para ajustar las propuestas.

Tras un proceso de análisis conjunto con los administradores concursales, Vilata ha dividido Ros Casares en veinte unidades productivas o económicas (centros de producción y activos inmobiliarios, básicamente). Los interesados podrán realizar ofertas independientes por cada unidad, por grupos o de forma global. No obstante, el deseo de la propiedad (la familia Ros Casares) es que tenga ventaja el aspirante con vocación de mantener la mayor concentración del grupo, un elemento que tendrá peso en la valoración final del juez. En ese sentido, para tomar un decisión, previa consulta a los administradores concursales, el magistrado tendrá en cuenta el valor económico de la oferta, la solvencia de la misma, el número de trabajadores que asume el comprador, el número de unidades que adquiera y el proyecto de futuro que plantee.

Los ingresos obtenidos en la subasta irán destinados a amortizar la deuda de Ros Casares, superior a los 200 millones de euros y con garantías cruzadas. La venta afecta a casi todas las sociedades con activos en balance: Grupo Ros Casares, Centro del Acero, Plisa o Almacenes Generales del Acero. Se incluyen también en los lotes las dos fábricas de Thyssen Ros Casares, la mercantil participada al 50 % por la familia valenciana y la multinacional alemana, enfrentados en los tribunales.

Hasta ahora ha trascendido que tanto Thyssen como el grupo americano JZ International (JZI) han mostrado interés por la división de planos (chapas para el sector del automóvil), que producen las plantas de El Puig y Port de Sagunt de Thyssen Ros Casares pero también la de Ros Casares Centro del Acero en Vitoria.

El interés de los alemanes fue trasladado a la banca acreedora cuando trató de integrar Ros Casares en el fallido proyecto Fénix con la intención de sanearlo y ponerlo a la venta. Esa primera oferta oficiosa de Thyssen planteaba asumir parte de la deuda pero sin realizar aportación de capital fresco.

Sin ofertas oficiales

Esto llevó a la familia Ros Casares a buscar alternativas. Fue entonces cuando apareció en escena la americana JZ International, que llegó de la mano de sus socios valencianos Gedesco, especializados en el descuento de pagarés. JZI mantiene posiciones en empresas en Europea con una cifra de negocio conjunta de 1.000 millones de euros y una plantilla de más de 6.000 personas.

Aunque el plazo de presentación de propuestas se inició a principios de agosto, todavía no se ha oficializado ninguna oferta. El elevado endeudamiento del grupo, con un pasivo superior a los 200 millones de euros, complica la entrada de efectivo para los dueños y la opción de destinarlo a reflotar las unidades de negocio que no encuentren comprador.