La expropiación en el año 1983 de Rumasa, fundada en 1961, marcó la vida del conocido empresario jerezano, amo del disfraz y famoso prófugo de la Justicia. Un golpe del que Ruiz-Mateos nunca se recuperó por completo —aunque logró poner en marcha un nuevo «holding» bajo el nombre de Nueva Rumasa— y que supuso el inicio de todo un rosario de problemas judiciales, que le llevaron a estar varias veces prófugo de la justicia.

Tras hacerse cargo del negocio familiar de exportación de vino, Ruiz-Mateos decidió constituir Rumasa y pronto comenzó a comprar empresas en apuros y propiedades, aunque sólo 250 estaban operativas. Entre ellas figuraban Galerías Preciados, Loewe, bancos como el Atlántico, Banco de Jerez y Banca Masavéu, la cadena hotelera Hotasa y algunos inmuebles singulares como las Torres de Colón (Madrid). La expropiación por el entonces gobierno socialista haría del ministro de Economía Miguel Boyer su enemigo, a quien llegó incluso a agredir en 1989 y espetarle la famosa frase «¡que te pego leche!».

En el caso de la Comunitat Valenciana, el «holding» de la abeja se fijó rápidamente en el negocio del turismo, entonces en plena expansión, y en el municipio que ya entonces lideraba el sector, Benidorm. Allí llegó a contar con cuatro de los establecimientos más emblemáticos de la ciudad —Las Ocas, Los Dálmatas, Las Garzas y Los Pelícanos— mientras que en Valencia fue propietario del emblemático hotel Rey Don Jaime. Unos hoteles que, tras el proceso de expropiación, fueron adjudicados a otros grupos y hoy siguen a pleno rendimiento.

Otra de las prioridades de José María Ruiz-Mateos fue la adquisición de entidades financieras, de las que luego lograba los créditos necesarios para seguir expandiendo su imperio. Así fue como en 1970 se hizo con el control del Banco Alicantino de Comercio, que sumó al Atlántico, el Peninsular, el Banco de Sevilla, el Murciano o el Industrial, entre otros. Y, como solía hacer, consiguió que creciera rápidamente hasta sumar 18 sucursales, una cifra notable para la época. También le construyó una nueva sede en la Rambla de Alicante, junto a la plaza de San Cristóbal. Tras la expropiación de Rumasa, la entidad alicantina acabó en manos de Banesto, que también fue intervenido justo diez años después.

Ruiz-Mateos —en tiempos de Nueva Rumasa— también llegó a presentar una oferta por el Banco de Valencia a principios de la década de los noventa, cuando la entidad financiera valenciana estaba en manos del Banco Central de los Escámez. La oferta fue rechazada.

A los hoteles y el banco hay que sumar las delegaciones y establecimientos que otras compañías del «holding» de la abeja tenían en Alicante. Por ejemplo, Galerías Preciados, la promotora Construcciones Hispano-Alemanas, Marcol o Seguros Minerva, entre otras. Además, la familia Ruiz-Mateos también controlaba fincas en Picanya, Aldaia y Alicante, vinculadas con el Grupo Duhl o Clesa.

En plena crisis económica, Nueva Rumasa inició en febrero de 2009 varias emisiones de pagarés en empresas del grupo en las que garantizaba intereses de hasta el 12 %: las emisiones se convirtieron en un sistema de financiación piramidal y las compañías se declararon insolventes en 2011. En ese mismo año, la familia Ruiz-Mateos anunció la venta de la mayoría de las empresas de Nueva Rumasa (por el precio de un euro cada una de ellas) al grupo Back in Business, detrás del cual se encontraba el valenciano Ángel de Cabo, condenado por el caso Viajes Marsans. La familia se dividió tras la insolvencia de Nueva Rumasa. El exabogado de la familia Joaquín Yvancos, valenciano, ha afirmado que las causas de Nueva Rumasa pendientes tanto en la Audiencia Nacional como en otros tribunales «continuarán».