La actual directora general de la Ciudad de las Artes y las Ciencias, Henar Molinero, ya tiene sustituto. Se llama Enrique Vidal y fue decano del Colegio de Economistas de Castelló entre 2001 y 2009. En las pasada elecciones autonómicas ocupó como independiente el número tres de la lista socialista por esa provincia y fue uno de los fichajes del hoy presidente de la Generalitat, Ximo Puig.

La propuesta de situarlo ahora como director de Cacsa llega de la mano del propio Puig y del secretario autonómico de Turismo, Francesc Colomer, de quien dependerá orgánicamente la empresa pública. Su perfil encaja con lo que andaba buscando el Consell para tratar de desembarcar en el complejo de ocio: Una persona con experiencia en la gestión económica capaz de negociar con contratistas y proveedores, además de con el despacho de Santiago Calatrava.

Vidal trabajó desde 1986 hasta 2013 en Caja Rural, luego Ruralcaja, donde ocupó puestos de responsabilidad como director del área de negocio y director territorial de Castelló y Cataluña. Desde 2003 ejerce de profesor asociado del Departamento de Economía de la Universidad Jaume I. Nació en 1955, es castellonense y está casado y tiene dos hijos. Entre 1978 y 1985 trabajó como economista en el Servicio de Estudios del Banco Exterior de España.

Además de aterrizar y estudiarse en profundidad la situación en la que se encuentra Cacsa, deberá negociar una solución a las deficiencias que sufre el Ágora para poder cumplir con el compromiso contractual de entregar su explotación a Avanqua, el consorcio de Aguas de Valencia y el Consorcio de Vancouver adjudicatario del contrato de gestión de la plaza cubierta y el Oceanogràfic.

El Ágora está sin terminar. Vidal deberá negociar con Calatrava una solución al cierre del edificio que elimine las goteras. Los informes elaborados hasta ahora cifran el coste de finalización en diez millones de euros.

También hay deficiencias en las puertas de entrada y en algunos otros elementos. Las fachadas de trencadís ya estan siendo reparadas por la UTE constructora y el despacho del arquitecto tras aparece problemas de fijación de las planchas de acero que sostienen la cerámica. La Ciudad de las Ciencias acumula también importantes compromisos financieros derivados de la etapa de construcción. Esa deuda obliga a la Generalitat a realizar ampliaciones periódicas de capital de más de 30 millones de euros al año con el objetivo de atender los pagos y equilibrar los balances.