¿Qué está haciendo bien esta tercera generación de la empresa que en vez de hundirla (como reza la máxima), la está expandiendo?
Creo que acertamos al cambiar de sector dentro del pollo, al pasar de mayorista a la venta al detalle. Nos permitió un desarrollo que dependía de nosotros y no de la evolución de los clientes. El retail te permite crecer si tienes un modelo de negocio que funciona y nosotros dimos con la tecla. Sin esa decisión esta empresa o hubiera desaparecido o tendría 20 empleados.
De todas formas el pollo no ha notado tanto la crisis...
Una de las suertes que hemos tenido es vender pollo y no ternera, porque por muy bien que lo hagas si el consumo se reduce todos perdemos. Nuestra materia prima no ha bajado. Pero eso también es relativo. El consumo no se ha disparado. De hecho, el año pasado cayó un 5 ó 6%. Nosotros mantuvimos cuota de mercado. Este año, hasta mediados de año hemos padecido un poco y ahora estamos en la misma senda de crecimiento.
¿Cómo se ha animado a entrar en el el negocio de los centros comerciales, tan alejado del pollo?
Fue un poco de casualidad. Le compramos a Manuel Chang [vicepresidente del consejo de administración de l´Epicentre] un solar para montar un restaurante hace años. Tenía toda la manzana y en una conversación surgió. ¿Por qué no un centro comercial? La idea era crear un parque de grandes superficies. Pero aquella zona era un oasis de centros comerciales. Entre el Arena (norte de Valencia) y la Salera (Castelló) no había nada.
Una inversión potente.
La inversión en obra y terrenos ha ascendido a una cantidad aproximada a los 30 millones, que se ha realizado entre 13 familias, la mayoría valencianas, y con parte de financiación bancaria. Y el resto, 20 millones de inversión que estimamos que han realizado allí las tiendas que se instalan.
¿Cómo valora la nueva política comercial del Consell? Parece enemigo del gran comercio.
Yo creo que cada uno en este debate defiende su posición. Ahora mismo estamos en tres posiciones. Como Pollos Planes, no nos interesa abrir en domingo; si hablara por la Parrilla [la cadena de restaurantes del grupo], estaría dividido, porque tengo locales a pie de calle y en centros comerciales: en unos me beneficia y en otros me perjudica. Ahora, como promotores de centro comercial, nos beneficia abrir en festivos. El Consell tiene la labor de mirar por el interés general. Mi familia no sé qué piensa, pero yo soy partidario de que el gobierno no influya en decisiones de compra y venta de las personas. Yo soy más partidario del libre mercado y de que el mercado se autorregule, antes que el Gobierno decida cuándo se abre y cuándo se cierra. Si a la gente no le resulta atractivo el centro comercial, por mucho que abras no irá nadie. No sé por qué restringir la libertad de personas y empresas.
¿Cómo ve la situación de Valencia ciudad?
En Valencia, el nuevo gobierno piensa favorecer el comercio urbano, pero por otra parece que no le hace mucha gracia que circulen los coches por el centro. ¿Qué solución le damos a la gente de la periferia? ¿Dónde compra? Al final creo que la gente debe ser libre de decidir dónde quiere comprar y los pequeños nos tenemos que espabilar para que nos elijan a nosotros. El único problema de abrir en domingo son los trabajadores. Y creo que los que abren tendrán que pagar más. Conforme el desempleo disminuya, eso se autorregulará. Hasta entonces habría que regular que las empresas pagaran más.
Sagunt tiene zona de gran afluencia con libertad horaria en verano. ¿Van a luchar para extenderla a todo el año?
La decisión hoy es no luchar. Intentar que nos respeten lo que hay, que no cierren en verano. Lo que no me parece bien es que Valencia pueda abrir más festivos que Sagunt. Me gustaría que hubiera una regulación autonómica para todos los pueblos por igual. No es justo que Xirivella no pueda abrir y que Sagunt abra menos que Valencia. No debería ser competencia municipal sino autonómica, como mínimo. Cuando no hay libertad lo que se consigue es que el cliente pague más. El mercado está más restringido, y con falta de libertad se reduce la competencia y lo acaba pagando el cliente. Cataluña y Euskadi tienen precios más altos para el consumidor que Valencia, que es hipercompetitiva. Donde se compra más barato en alimentación es en Valencia. Hay competencia, eso favorece al consumidor. Te digo algo que va en contra de Pollos Planes pero las reglas del juego son así. Debo ser suficientemente bueno para competir con los grandes.
