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Tribunales

Un juez de Dénia imputa por publicidad engañosa y estafa al barón de Rothschild

El magistrado ha enviado una comisión rogatoria a Francia para tomar declaración al banquero

Un juez de Dénia imputa por publicidad engañosa y estafa al barón de Rothschild

El influyente barón David René de Rothschild, presidente de los bancos Rothschild & Cie y NM Rothschild & Sons y heredero de una de las dinastías de banqueros más poderosa del mundo, tiene de uñas a muchos jubilados alemanes y británicos que hipotecaron con estos bancos la casa que compraron en su retiro dorado de España. Se creyeron la publicidad de la banca Rothschild de que así, si fallecía uno de los cónyuges, evitarían pagar el impuesto de sucesiones. Dos de esos perjudicados presentaron en el juzgado de Dénia una querella contra el barón por publicidad engañosa y estafa.

El magistrado del juzgado de instrucción número 1 de Dénia, Pedro Pablo Abad, que fue a quien le correspondió investigar estos hechos, ha imputado a David René de Rothschild y le interrogará a distancia. De hecho, ya ha enviado una comisión rogatoria a Francia para que se le tome allí declaración. El magistrado está a la espera de que se traduzcan al francés las preguntas del interrogatorio.

La imputación del barón obedece a que la querella está presentada directamente contra él. Los jubilados consideraron que el presidente del imperio financiero es el responsable de que ahora puedan perder sus casas por haber firmado con la banca que lleva su apellido (sus antepasados la fundaron en el siglo XVIII) un préstamo avalado con la vivienda.

El juez de Dénia se afanó en dar con el influyente banquero. Pero no es fácil. Hace dos años, pidió a la policía de Madrid que averiguara si en las oficinas del banco en la capital de España alguien podía localizar al barón. Pero allí nadie sabía nada. El magistrado siguió indagando las señas del aristócrata. El pasado 5 de julio reclamó su domicilio en Francia. Y el 16 de octubre envió la comisión rogatoria para que allí, en su país, se le tome declaración.

La venta de estos productos financieros se produjo entre 2005 y 2008. A los matrimonios de jubilados europeos que invertían sus ahorros en comprar una vivienda en España les sedujo la posibilidad de sortear el impuesto de sucesiones si uno de ellos fallecía. La banca Rothschild les ofrecía un caramelo. El dinero del préstamo se invertiría en el extranjero y, además de darle esquinazo al fisco español, podrían obtener réditos.

Pero llegó el crac del sistema financiero y la bicoca se convirtió en embrollo. Los ancianos tenían hipotecadas sus casas y podían perderlas. El producto financiero que compraron era complejo y escondía mucha letra pequeña.

Muchos afectados (en total, fueron más de un centenar) acudieron a la vía civil. Pero los dos de Dénia optaron por presentar una querella por estafa y publicidad engañosa. Ha hecho camino hasta el punto de que el juez que investiga los hechos ha imputado al mismísimo barón que, además de cabeza visible de una influyente estirpe de banqueros, preside la Fundación para la Memoria de Shoah y figura entre los dirigente del Congreso Judío Mundial.

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