La llegada de turistas rusos a Valencia se multiplicará a partir del próximo año. La apertura de una segunda ruta entre el aeropuerto de Manises y Moscú a partir de junio permite al sector turístico esperar una afluencia que podría acercarse a las 50.000 personas anuales, calculan en la Asociación Europea de Agencias de Viaje y tour operadores (ECTAA).
La compañía Aeroflot pidió al Ministerio de Fomento y anunció la nueva ruta hace unas semanas. Será la primera que lo haga de forma directa, sin escalas, entre Moscú y Valencia. Según fuentes del sector, la compañía baraja una frecuencia de seis vuelos semanales, lo que unido al par de vuelos que opera la compañía Siberia Airlines dispararía la llegada de visitantes a Manises. Una cifra modesta, en todo caso, comparada con mercados como el italiano.
El turismo ruso, de alto poder adquisitivo, es uno de los objetos de deseo de una ciudad de Valencia que busca diversificar su público en busca de mayor rentabilidad. El turista ruso, pese al frenazo de 2014 en el conjunto de España (-10,3 %), sigue fijándose en la C. Valenciana como destino. El pasado año dejó cifras de récord, con un 16,7 % hasta convertirse en el tercer destino español y 138.200 turistas.
Se trata de un perfil muy preciado. Su gasto medio diario, de unos 135 euros, casi duplica el promedio extranjero. Sin embargo, es un turista de perfil muy marcado, estacional, de sol y playa, especialmente la Costa Blanca.
De hecho, de los 138.000 visitantes de 2014, el 80%, 110.000, tenían Alicante como destino. Solo 27.000 se dirigieron a Valencia y Castelló. El desequilibrio es aún mayor respecto a la vía de entrada. El 91% arribaron al aeropuerto de l’Altet, según datos del Consell. Apenas 14.000 llegan por Manises u otras vías. La aparición de esta segunda ruta operada por Aeroflot —salvo sorpresa, ya que se encuentra en medio de una negociación para adquirir la compañía rusa en quiebra Transaero, lo que podría afectar sus planes— ofrece una nueva oportunidad a Valencia.
La crisis de Egipto
El mercado ruso es en estos mometos una incógnita. A la devaluación del rublo y los efectos del conflicto de Ucrania se ha sumado la explosión del avión ruso en las costas de Egipto, su principal destino. La suspensión de los vuelos va para varios meses y el mercado nacional busca pescar en unos touroperadores que se enfrentan a la cancelación de miles de viajes.
Está por ver, en todo caso, si España puede beneficiarse de ese «redireccionamiento». El sector turístico europeo lleva tiempo quejándose de que «España es uno de los países más restrictivos de la zona Schengen en la concesión de visados», un trámite costoso que opera como desincentivador, deslizan desde la Asociación Europea de Agencias de Viaje, cuya vicepresidenta es la valenciana Eva Blasco. Hace un año la entidad logró que la Comisión Europea propusiera flexibilizar el protocolo de tramitación de visados. Pero el Estado español fue uno de los principales opositores alegando motivos de «seguridad» e «inmigración».
