La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) advirtió ayer a los líderes del G20 que un crecimiento económico basado en un aumento de la desigualdad es inviable. «Estamos preocupados por el tipo de crecimiento que se está generando, porque no es sostenible», aseguró el secretario general de la OCDE, el mexicano Ángel Gurría. «No es sostenible socialmente, porque la desigualdad está en su nivel más alto en muchos países de la OCDE. Y la desigualdad en las economías emergentes es incluso mayor», agregó.

El G20 se reunió el pasado fin de semana en Turquía bajo el lema «Juntos por un crecimiento robusto e inclusivo». El crecimiento económico y la necesidad de reactivar la economía mundial eran los temas centrales en esta cumbre, pero los atentados terroristas de París adquirieron el protagonismo por la importancia de los líderes que acuden y la cercanía geográfica entre Turquía y Siria.

Gurría destacó la aportación de la OCDE en estrategias contra la desigualdad, como fomentar el empleo juvenil y mejorar la calidad del trabajo. La secretaria general de la Conferencia Internacional de Sindicatos (ITUC, en sus siglas en inglés), Sharan Burrow, demandó para los trabajadores «una parte justa de la riqueza» y declaró que «si el salario mínimo no sirve para vivir entonces no hay dignidad para ellos». «Pedimos a los líderes del G20 que no nos fallen, porque ponen en riesgo su propia credibilidad. Necesitamos que tengan éxito», recalcó Burrow en la cumbre de líderes sindicales que se celebra con motivo de la reunión del G20.

La desaceleración de China, el crecimiento «anémico» de la Eurozona y el mal momento por el que pasan los emergentes por la caída de las materias primas se ha traducido en un modesto crecimiento de los intercambios comerciales. Gurría incidió en una «caída dramática del crecimiento del comercio internacional», que sólo aumentará un 2 % este año.

Los líderes del G20 adoptarán en esta cumbre un plan de acción de la OCDE para luchar contra la erosión de la base fiscal y la transferencia de las ganancias de las corporaciones multinacionales (BEPS, en inglés), según destacó el economista mexicano. El G20 se había comprometido a reformar las políticas fiscales internacionales, que incluyen obligar a las grandes compañías multinacionales a compartir más datos con las fiscos nacionales.

Según los datos de la OCDE, entre 100.000 y 240.000 millones de dólares se pierden anualmente debido a la ingeniería fiscal de las multinacionales. Este plan, sin embargo, les parece insuficiente a algunas organizaciones de la sociedad civil como Tax Justice Network y Oxfam, que publicaron recientemente un estudio sobre evasión fiscal de las grandes corporaciones.

Antes del inicio de la cumbre del G20 se reunieron los países del BRICS, formado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica.China abogó por un precio de las materias primas equilibrado que beneficie tanto a los países importadores como a los exportadores, cuyas economías se han visto afectadas por la caída de las cotizaciones internacionales.