El mercado Halal, esto es, los productos permitidos a los musulmanes en base a criterios religiosos, mueve en el mundo 2,75 billones al año. Apenas un pequeño bocado, unos 1.300 millones, corresponde a España. Hay una oportunidad de negocio en un mercado que crece a gran ritmo y las empresas valencianas están dispuestas a explorarlo. Medio centenar de firmas se reunieron este miércoles en la Cámara de Comercio para asistir a una jornada donde la administración expuso los trámites para acceder a este público y algunas empresas compartieron sus experiencias.

Básicamente, acudieron firmas del sector agroalimentario, cosmética, transportes e ingredientes (materias primas). En la C. Valenciana, en esto momentos, poco más de cuarenta empresas tienen el sello que les permite operar sin trabas en cualquier mercado musulmán. Es una cantidad modesta, por detrás de Murcia o Cataluña. Aceite de oliva, aceites vegetales, margarina, frutas en conserva o los mataderos son los algunos de los que más exportan.

El matadero de Orihuela, por ejemplo, ha encontrado una vía de negocio. La empresa, con 18 años, dio un giro hacia el Halal hace tres años y hoy la producción para el consumidor musulmán representa el 80% de su producción, explica el gerente, Cosme Javaloyes. Argelia representa el 20% de sus facturación (unas 50.000 piezas de cordero al año), pero también el mercado español.

«El mercado musulmán tiene un potencial increíble», apunta Houda Zaaizaa Ait Taleb, delegada Halal y miembro del departamento de exportación del Grupo Dulcesol. La firma valenciana de pastelería industrial ha derivado parte de su negocio hacia ese ámbito, hasta el punto de que ha apostado por abrir una planta en Argelia. El 25% de la exportación es Halal, una cantidad muy considerable teniendo en cuenta que el fabricante valenciano cerró 2014 con una facturación de 292 millones. En 2015 las ventas a Argelia, Marruecos, Libia y Mauritania serán de 4.750 toneladas. Para el próximo año prevén abrir mercados en Túnez y algunos países del Golfo.

Junto a los mataderos y las empresas de derivados cárnicos, dos sectores sensibles y que necesitan criterios de certificación Halal son la alimentación y la cosmética, por el uso de grasas de origen animal o de productos con una base alcohólica. «El sello es fundamental. No hay que tener miedo. Requiere una pequeña inversión», explica la responsable de Dulcesol. El público musulmán ve el producto europeo como sinónimo de calidad, pero la cosmética y la alimentación tienen este punto débil, concluye.

«Es un mercado que está en auge», coincide Said Ratbi Bali, director de Halal Food and Quality. Su empresa es la única valenciana y una de las dos que operan en España en certificación de este sello. La UE tiene un mercado de 51,8 millones de musulmanes.