CEOE mantiene su previsión de crecimiento de la economía española para 2015 y 2016, con avances del 3,2 % y el 2,7 %, respectivamente. No obstante, tras haber rebajado ligeramente el pronóstico para el próximo año a principios de este mes de diciembre, la patronal señala en un último informe que estas previsiones están sujetas a riegos, como la incertidumbre política, y que «la mayor parte de ellos son a la baja». Para el cuarto trimestre del año, la CEOE estima que el crecimiento del PIB será similar al del tercero, entre el 0,7 % y el 0,8 % en tasa trimestral, lo que arroja en el conjunto del año un crecimiento del 3,2 %. Este porcentaje, junto al incremento del empleo del 3 %, sitúa a estas magnitudes en niveles no vistos desde 2007. Además, este crecimiento se produce en un entorno de inflación que se volverá a colocar en mínimos históricos en 2015, con una caída media del 0,5 %, y de superávit de la balanza de pagos de alrededor del 1,4 % del PIB.

La patronal señala, sin embargo, que «todavía hay incertidumbre sobre si se va a alcanzar el objetivo déficit público del 4,2 % del PIB este año», y deja claro que la economía se va a ralentizar en 2016 por «el agotamiento de algunos de los factores que han dinamizado el crecimiento, como el abaratamiento del precio del petróleo, el descenso de los tipos de interés y la depreciación del euro frente al dólar». De este modo, señala que la economía española crecerá un 2,7 % en 2016, medio punto porcentual menos que en 2015, y avisa de que existen riesgos a la baja como las tensiones geopolíticas, la desaceleración de las economías emergentes y los efectos que sobre ellas pudieran tener las subidas de tipos que iniciará la Reserva Federal de EE UU. En clave nacional, CEOE señala que «los riesgos provienen de la incertidumbre política y los efectos que pudiera tener un menor impulso del proceso de reformas estructurales».

En el caso del empleo, los empresarios estiman que el número de ocupados aumentará este año en unas 530.000 personas, en términos de EPA. Para 2016, el ritmo de crecimiento del empleo se desacelerará, pasando del 3 % al 2,5 %, lo que implicará algo más de 450.000 nuevos ocupados.