La guerra abierta entre el Ayuntamiento de Valencia y el gran comercio por la decisión municipal de revertir las cinco zonas de gran afluencia turística que dan en la práctica libertad para abrir domingos y festivos, se complica más aún con la aparición de un nuevo actor. Los centros comerciales se unieron ayer a la advertencia de las grandes superficies de recurrir a los tribunales si el equipo de Joan Ribó, tal como ha advertido, deja una sola zona de libertad horaria, en el entorno de la Lonja, en un espacio en el que no hay ningún centro comercial ni gran superficie.

Así lo explicó ayer a Levante-EMV el delegado en Valencia de la Asociación Española de Centros Comerciales (AECC), Guillermo Stuyck. Esta asociación representa entre otros al centro comercial Arena, al Aqua, al Saler y a Nuevo Centro. Es decir, a todos los que ahora mismo disfrutan de la libertad horaria en virtud de las cinco zonas que diseñó el anterior equipo de gobierno municipal.

Stuyck traslada su malestar y la «queja» tras haber tenido «mucha paciencia» en los últimos meses, guardando silencio y tratando de acercar posiciones con el consistorio. Una paciencia que se ha visto desbordada al comprobar que la Concejalía de Comercio de Carlos Galiana no ha incluido a los centros comerciales en el Consejo Local del Comercio, un órgano consultivo en el que está representado todo el sector y donde se debate el nuevo mapa de aperturas en domingo y festivos. «Nos estamos jugando el futuro», apunta Stuyck.

Conforme se acerca el 31 de diciembre, la tensión en el sector va in crescendo. La confrontación se visualizó en la reunión del pasado jueves en Valencia. Ni el ayuntamiento ni Anged (la patronal que agrupa a El Corte Inglés, Media Markt o Carrefour, entre otros) se movieron un milímetro de sus planteamientos. El ayuntamiento, con su voluntad de restringir la barra libre total; las grandes empresas, defendiendo el statu quo y amenazando con bloquear la modificación con recursos que anulen cautelarmente el cambio de zonas.

Así continúa la situación en espera de que de aquí al 29 de diciembre algún actor del comercio plantee una solución intermedia. Ese día el Consejo Local volverá a reunirse.

El ayuntamiento no se cierra en banda pero advierte de que cualquier propuesta de nueva zona de libertad horaria deberá ajustarse a rajatabla a los criterios que marca la ley (pernoctaciones hoteleras, afluencia turística, etc). Como ocurre con la Lonja, que es Patrimonio de la Humanidad, uno de los supuestos legales.

De un modo u otro, el día 31 de diciembre es la fecha límite que Valencia ha dado al sector. Si no hay una alternativa entre esas dos posiciones que se ajuste a la ley y obtenga el visto bueno de pequeño comercio y sindicatos, Joan Ribó llevará adelante su plan reduccionista con el apoyo de la Conselleria de Economía.

Nadie quiere enseñar sus cartas, pero esta próximo semana se plantearán alternativas. No solo deberán satisfacer a ayuntamiento y grandes empresas de distribución. También a la Asociación de Centros Comerciales, cuyos asociados de Valencia pueden quedarse sin poder abrir en domingos y festivos.