El presidente del grupo Stadler Rail AG, Peter Spuhler, visitó ayer Valencia para dar oficialidad a la compra de la antigua planta de Albuixech de Vossloh, que pasa a llamarse Stadler Valencia. La valenciana entra por la puerta grande en este gigante suizo de la industria ferroviaria: tendrá rango de división dentro del grupo, especializada en la fabricación de locomotoras, bogies y trenes de tranvía y su presidente, Íñigo Parra, se sitúa en el organigrama del grupo como vicepresidente ejecutivo.

Fue una vista protocolaria, para mostrar cercanía y mostrar el poderío del grupo. Spuhler garantizó el mantenimiento de la plantilla (850 trabajadores) y explicó que la compra a su competidora Vossloh de la planta valenciana abre a Stadler mercados casi inexplorados hasta la fecha. «Nos estrenamos en el sector de las locomotoras y reforzamos nuestra posición en los mercados de la península ibérica, sur de África, Centroamérica y Latinoamérica». España, Portugal, Sudamérica, Centroamérica y África Subsahariana son los mercados asignados a la división española. También ve potencial de crecimiento en Francia.

En cuanto a la producción, Albuixech mantendrá su producción habitual. No hay noticias por ahora de entrada de nuevos productos, pero la habrá: «Queremos que la planta sea capaz del montaje final de otros conceptos de trenes que tenemos. Cada planta debe ser capaz de vender todos los productos» del grupo, de lo que se desprende que la planta tendrá que adaptarse a nuevos modelos. No hay plazos. «Es pronto», apuntan desde la división. «Una línea de producción no se cambia de un día para otro».

Facturará 200 millones en 2016

En este sentido, reconoció que «no cabe duda que se hará alguna inversión en un futuro próximo», sin llegar a concretar. En estos momentos, Stadler Valencia maneja una previsión de facturación de 200 millones de euros para 2016, explicó Íñigo Parra (en 2015 había facturado 182,4 millones hasta octubre). Además, tiene dos años de carga de trabajo asegurada, por valor de unos 400 millones.

El aumento de la rentabilidad de la planta, de momento, vendrá de las sinergias. Spuhler apuntó como ejemplo que Albuixech podría proveer bogies a otras plantas del grupo (como Winterthur) y dejar de comprarlos a otras empresas.

El grupo helvético (doce plantas en Suiza, Alemania, Centroeuropa y España) es una de las compañías ferroviarias más poderosas. Con la adquisición de la planta valenciana, cubre prácticamente todos los segmentos del sector ferroviario, salvo los vagones de mercancía y la muy alta velocidad (250 km/hora).

Stadler tiene como nuevos mercados de referencia el estadounidense, donde le acaban de adjudicar cinco pedidos, y Australia, donde aspiran a ganar un concurso para trenes de doble piso de 2.000 millones de euros. Entre los últimos hitos del grupo, la adquisición del concurso del tren de cercanías de Berlín (1.000 millones) o el tren de alta velocidad vendido a Suiza para la ruta hasta Italia que atraviesa el túnel más largo de Europa.

Sobre la operación con Vossloh (48 millones más la deuda de 124), Spuhler reconoció que se han incluido garantías ante posibles problemas en alguna adjudicación, como en Sudáfrica, un contrato de 70 locomotoras diésel (250 millones) que el país ha llevado a los tribunales.

Además de atender a los medios, Spuhler pasó por el Palau para presentarse a Ximo Puig y prometerle una futura reunión en Valencia del consejo de administración. También se reunió con la plantilla y brindaron con champán, aunque desde el comité de empresa lamentaron no poder conocer en detalle los planes de para la planta.