Las turbulencias que viven los mercados bursátiles mundiales a cuenta del desplome del precio del crudo, el cambio de modelo económico en China y el temor a una desaceleración planetaria no han dado, al menos de momento, el salto a la economía real valenciana. Así lo aseguraron ayer fuentes oficiales de la Autoridad Portuaria de Valencia, que añadieron que el volumen de tráfico en sus instalaciones, tanto exportaciones como importaciones, se mantiene en terreno positivo, si bien los datos que maneja la institución presidida por Aurelio Martínez corresponden a noviembre de 2015. No obstante, las mismas fuentes indicaron que hace ocho años, es decir, en 2008, cuando la crisis había empezado a asomar la cabeza pero aún no había golpeado con la saña con que luego lo hizo, el puerto sí apreció, con descensos en el tráfico, la que se avecinaba. No es el caso ahora.

Para el servicio económico de la Cámara de Valencia, «la inestabilidad financiera a nivel mundial sin duda ralentizará la actividad económica y el comercio mundial». Asimismo, «puede provocar efectos negativos en cuanto a las decisiones de inversión del capital extranjero en España —que pueden verse postergadas hasta una situación menos convulsa en los mercados financieros— y a la capacidad de compra de algunos de nuestros países cliente que se vean más afectados por esta situación, como productores de petróleo, países emergentes o China, lo que podría implicar un freno a la diversificación de las exportaciones valencianas hacia mercados no europeos».

Por contra, la caída del precio de las materias primas a nivel internacional, singularmente el petróleo, favorece la competitividad de las empresas industriales valencianas y también sus ventas al exterior. Además, España y la Comunitat Valenciana como destinos turísticos se ven «beneficiados por la estabilidad de la paridad euro/dólar y por la inestabilidad política en otros destinos mediterráneos».

Uno de los sectores con más presencia en el exterior, el textil, no ha detectado señales de alarma, pero fuentes de la patronal Ateval aseguraron que «sí hay preocupación» y cierta convicción de que los efectos de las turbulencias «pueden llegar en cualquier momento».