El consejero delegado de Ribera Salud, Alberto de Rosa, defendió ayer el modelo de gestión privado de la sanidad en pleno conflicto con la Generalitat, que ya ha confirmado que no renovará las concesiones de los hospitales del modelo Alzira que comienzan a expirar en 2018.

Fue durante un almuerzo-coloquio organizado por la Asociación Española de Directivos (AED) celebrada ayer en Valencia, en la que De Rosa evitó el choque con la consellera de Sanidad, Carmen Montón: «Máximo respeto al cliente. Jamás vamos a entrar en un debate con un gobierno democrático y vamos a trabajar con lealtad», respondió De Rosa a preguntas de Levante-EMV. Eso sí, el responsable de Ribera Salud, firma participada por el Banco Sabadell y el fondo americano Centene Corporation, aseguró: «Vamos a explicar a la gente nuestros hechos diferenciales, nuestros resultados», apuntó.

A esa «estrategia», «comunicacionalmente activa», fía el grupo que en los próximos años que se genere una corriente de opinión que haga cambiar de parecer a la administración autonómica.

De momento, sin embargo, la firma continúa explorando mercados internacionales para ampliar un negocio que ve cómo en España se le cierran puertas al modelo. En este sentido, además de aspirar a la construcción y gestión del hospital de Bratislava, Eslovaquia (se resolverá en verano), De Rosa confirmó que la firma está «investigando» Latinoamérica, con «tres o cuatro países» que se plantean accesibles al modelo.

Durante su conferencia, De Rosa apuntó al hecho de que existan otros modelos de colaboración público-privada, como el Muface, que «es sustitutivo», y que «está aceptado políticamente», frente a los debates que genera el modelo Alzira. «Dos millones de funcionarios del Estado deciden todos los años entre la sanidad pública o una compañía de seguros privada, con ánimo de lucro», un sistema al que se acoge el 85% de empleados públicos. «El PSOE no quiere que se toque», apuntó.

De Rosa comparó las críticas que genera el Modelo Alzira con los otros dos formatos de colaboración público-privada: los conciertos (planes de choque, listas de espera), y las mutuas de los funcionaros. El modelo Alzira es «más público que los otros dos, que son los aceptados y que todos los partidos respetan históricamente», observó. Al margen de esto, De Rosa destacó como dato que entre el 91% y el 94% de usuarios están satisfechos o ignoran el modelo, lo que entiende como un síntoma de normalidad.