Andrés García Reche insistió en la necesidad de implicar a todos los agentes económicos en la nueva Agencia de Innovación y en la importancia de aislarla de los ciclos políticos. El economista subrayó que la Agencia debe funcionar sin injerencias políticas y con fiscalización de los fondos públicos utilizados. El profesor avanzó que dentro de un mes estará listo el anteproyecto de ley que permitirá constituirla.

El vicepresidente del Consell Valencià de la Innovació se mostró convencido de que el proyecto va salir adelante porque lo necesita el sistema productivo valenciano. García Reche lamentó la involución de la economía valenciana en la última década. «Mientras que Europa se desarrollaba en innovación, nosotros y Murcia éramos los que más retrocedíamos. Cuando en 2004 crecíamos al 4% retrocedíamos en innovación. Crecíamos mucho, pero en una dirección que no era la correcta», sentenció.

El profesor de Economía Aplicada destacó que ni siquiera se aprovechó el tirón de la construcción para innovar en este sector. La consecuencia de esta situación es que la Comunitat Valenciana ha pasado de tener 3.784 empresas innovadoras en 2005 a 1.613 en 20013.

Andrés García Reche advirtió de que es necesario incrementar las transferencias de conocimiento entre las universidades y las empresas. «El conocimiento es un factor esencial de productividad. Las empresas y las universidades coinciden en que están lejos unas de otras. Nos hace falta acercarlas», señaló.

El exconseller de Industria manifestó que los objetivos de la Agencia Valenciana de la Innovación son mejorar el modelo productivo, incrementar el valor añadido de las empresas y en última instancia que se genere empleo de mejor calidad. El Consell Valencià de la Innovació ha creado cinco grupos de trabajo con el objetivo de tener en marzo el anteproyecto de ley. García Reche añadió que el fin último que están persiguiendo es diseñar «programas de innovación a la carta que sirvan a las empresas». En el proceso de constitución están trabajando cien personas. El cuarenta por ciento de los integrantes del grupo de trabajo son empresarios o sindicalistas, el treinta por ciento pertenecen a centros tecnológicos y de apoyo a la innovación, el trece por ciento a la Administración y el ocho por ciento a las universidades.

Adaptación a la realidad

El economista explicó que los modelos productivos tienen que estar adaptados a la realidad empresarial de las regiones. «No sirve el mismo para los vascos, los catalanes o los valencianos. Nosotros nos parecemos más al País Vasco que a Cataluña o Navarra porque tenemos una estructura más descentralizada». García Reche puso como ejemplo que un 51,4% de las empresas catalanas se encuentra en un radio de 15 kilómetros de distancia de Barcelona y en Valencia el porcentaje se reduce al 29,7%. «La Agencia tiene que tener movilidad y acercarse a las empresas porque el objetivo es que el modelo funcione».

El responsable del proyecto destacó la importancia del tamaño de las empresas. «Las empresas valencianas de entre cien y doscientos trabajadores son igual de competitivas que las del resto de la Unión Europea», precisó. El problema es que solo un 1,7% de las empresas valencianas (252) tienen más de cien trabajadores frente a la 4,4% de las navarras o el 3% de las vascas.