Con la hoguera de los horarios comerciales todavía en llama viva, el sector del comercio valenciano está dispuesto a abrir otro debate que lleva tiempo masticando y que ya considera inaplazable: la desregulación de las rebajas. Hace casi cuatro años, en plena crisis, el Gobierno de Rajoy cambió la normativa de modo que el comercio, ya fuese de proximidad o una gran superficie, pudiera ofrecer rebajas todo el año.
Pasado lo peor de la crisis, la patronal de los comerciantes se ha propuesto revertir esta situación. Según señala la presidenta de la Confederación de Empresarios del Comercio Valenciano (Cecoval), Isabel Cosme, «la dinámica del abuso de las promociones lleva a la destrucción de empresas, puestos de trabajo y afecta al consumidor».
La junta directiva de Cecoval del pasado jueves, integrada en la patronal CEV, abordó este debate: «Desde que fue aprobada la desregulación el sector ha visto cómo ha impactado negativamente en el consumidor, que está desorientado ante la duda del inicio de la campaña». Cosme, que forma parte de la Confederación Española del Comercio, también ha introducido el debate en la última reunión en Madrid. Esa patronal, con hilo directo con el ministerio, se ha apuntado tantos los últimos años como la bajada de tasas en el pago con tarjetas para el comerciante.
La abundancia de ofertas y nuevas iniciativas tipo black friday está afectando a sectores como el textil, dice. Cosme sabe de lo que habla. La empresaria textil ha visto cómo este pasado enero el sector perdía un 5,3% de ventas respecto a 2015.
Esta situación tiene su origen en 2012. El decreto del Gobierno Rajoy para la estabilidad presupuestaria coló algunas medidas liberalizadoras del comercio. En su artículo 25 y siguientes, la nueva regulación señalaba que la venta en rebajas podrá tener lugar en los periodos estacionales de mayor interés comercial según el criterio de cada comerciante. Desparecían de facto los dos periodos tradicionales para el descuento: Navidad y julio.
También la duración de cada periodo queda a la elección de cada comerciante, superando la horquilla de entre una semana y dos meses. El tercer gran cambio señala simplemente que los artículos en rebaja deben haber estado a la venta con anterioridad. Se eliminaba así la obligatoriedad de haber estado en la línea al menos un mes.
La normativa de 2012 también permite prolongar la venta en liquidación hasta un año (antes eran tres meses) y desaparece la limitación de no volver a hacer otra en tres años. En cuanto a la venta en promoción, se permite al comerciante adquirir productos directamente para la promoción sin que hubieran estado antes a la venta a precio normal.
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La patronal del comercio valenciano va a encontrar en la Conselleria de Economía un aliado contra esta desregulación. En el equipo de Climent reconocen su posición contraria a las rebajas todo el año, y apuntan al perjuicio sobre el consumidor, algo que el director general de Comercio, Natxo Costa, ha deslizado en varias reuniones con el sector. Si en las promociones, por ejemplo, no existe la obligación de haber tenido el producto a la venta a un precio estándar, el cliente no puede conocer si ese descuento que se ofrece es real, sostiene.
Todo queda pendiente, en todo caso, de la composición del nuevo Gobierno. La batalla se librará en Madrid.
