Nuevo giro escénico en el sector del comercio. Cuando parecía que el debate de los horarios comerciales comenzaba a aclararse, con la pacificación en la plaza más complicada, Valencia, la trama se complica de nuevo. De forma inesperada, el conseller de Economía, Rafa Climent, se desmarcó ayer públicamente con una declaración de intenciones: un gran pacto de libertad horaria para toda la Comunitat Valenciana en los periodos de Semana Santa, verano y Navidad.

El objetivo último de esta propuesta es que la libertad horaria deje de estar sujeta al ámbito municipal, de modo que en toda la autonomía haya «tres periodos al año en los que sí se pueda abrir los domingos y pueda hacerlo todo el comercio». Esta solución, que deberá obtener el consenso de pequeños empresarios, grandes superficies y trabajadores, solventaría conflictos como los que se han planteado en Alicante o en el área metropolitana de Valencia.

Por ejemplo, el Gran Túria (Xirivella) o el MN4 (Alfafar) no han podido abrir en festivos los últimos años, ya que sus ayuntamientos son contrarios a la libertad horaria, mientras en la capital sí había aperturas todo el año. Los centros han recurrido por lo que, en su opinión, era un ataque la unidad de mercado, obteniendo incluso el respaldo de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC).

Aunque la propuesta del conseller Climent viene comentándose hace días sotto voce en algunas reuniones a raíz de la polémica en Alicante ciudad, no deja de sorprender el posicionamiento público, habida cuenta de que se trata de una idea que aún está verde. Del mismo modo que solventaría conflictos como los del área metropolitana, la propuesta dejaría sin efecto el pacto conseguido por el Ayuntamiento de Valencia tras medio año de trabajo, en el que el concejal de Comercio, Carlos Galiana, ha puesto de acuerdo a grandes operadores y pequeño comercio para liquidar la libertad horaria total y limitarla a dos zonas: centro y entorno de Ciudad de las Artes.

También genera contradicciones el hecho de que Compromís, el partido del conseller, sea contrario a la libertad horaria, pero lo asume, reconoce Climent, como peaje para superar este debate interminable.

De momento, fuentes de la conselleria enmarcan las palabras de Climent en «una reflexión» que ha de ser el punto de partida para un debate entre todos los agentes y conseguir una solución definitiva que evite más conflictos como el que se vive en estos momentos en Alicante.

Desde las grandes superficies (Anged) y el pequeño comercio (Covaco), a falta de conocer la propuesta, ven con buenos ojos la búsqueda de un acuerdo para toda la C. Valenciana que cierre el debate, aunque deslizan el malestar por que llegue tras los meses de duras negociaciones en la búsqueda del consenso en Valencia.

Habrá que ver cómo se articula jurídicamente una propuesta condicionada por una normativa bastante estricta. En estos momentos, son los ayuntamientos los que piden la declaración de una zona de gran afluencia turística (ZGAT), que para ser aceptada tiene que cumplir unos criterios fijados por la Conselleria de Economía (número de plazas hoteleras, visitas registradas a monumentos, celebración de grandes eventos, etc).

Fuentes de la administración apuntan a la capacidad de la Generalitat para cambiar el decreto de horarios o los mecanismos de concesión de la zona de gran afluencia turística, aunque habría que ver su encaje en la ley estatal, con competencias en comercio.