Pedro Sánchez ofreció siete veces en su discurso de investidura un «gobierno del bien común». La última encíclica de Francisco menciona el «bien común» 25 veces. «Va calando», celebra Paco Álvarez, director general de Economía. El alto cargo es uno de los apóstoles de la teoría de Christian Felber. Empresas, bancos y regiones comienzan a sumarse a su causa. Ayer predicó su mensaje en Forinvest.

¿En qué consiste su modelo?

En la economía del bien común (EBC) tenemos claro que el objetivo de la economía es el bien común, como dicen muchas constituciones, y los valores fundamentales, de la dignidad a la democracia.

No sé si habla de una filosofía o un modelo económico.

Es todo un ideario para la civilización humana. Es una teoría cultural para toda la sociedad que incluye la economía y que la pone en su lugar. No es un fin en sí mismo sino una herramienta al servicio de la sociedad, dentro de los límites ecológicos del planeta. Y el dinero es una herramienta de segundo orden, para servir a la economía, no es el supremo objetivo, como lo hemos llegado a tratar y tengo la impresión que se trata en esta feria.

Dice que el dinero no debe ser un fin. ¿Cree que la sociedad ha aprendido de la crisis?

La avaricia siempre está ahí, es parte de nosotros. La cuestión es si la cultivamos y la recompensamos. Y es lo que veo: la misma cultura de la avaricia gracias a las mismas reglas del juego. Las empresas siguen midiendo su éxito con resultados financieros y no con su contribución al bien común. El sector financiero sigue considerando una inversión exitosa si produce rédito, no si contribuye al entorno, al respeto de la dignidad humana, al fortalecimiento de la democracia. Seguimos con las mismas reglas del juego para la economía en general y el sector financiero en especial, y el resultado es que seguirá habiendo mucha avaricia.

¿La RSC sería un ejemplo de su modelo económico?

Es un buen punto de partida, pero si tomamos la RSC en serio las empresas deberían hacer un balance del bien común, que tendría que ser más importante que el balance financiero, porque este solo mide el éxito de los medios de una empresa, mientras que el balance ético mide el éxito de los objetivos y los valores constitucionales. En el sector financiero, antes de cada inversión deberíamos evaluar si al menos no merma la ecología, la igualdad, la democracia, y luego hacer la evaluación financiera. Eso sería un RSC seria, con indicadores de medición de éxito, con obligatoriedad y consecuencias legales. Lo mismo que hemos conseguido hacer con el riesgo financiero.

Da la sensación de que todo lo que plantea requiere mucha intervención...

No aporta más reglas. Mira los ejemplos que acabo de dar: el balance financiero es una regulación que se ha hecho. Propongo que se haga lo mismo. Y hay muchas reglas que no serán necesarias en la Economía del Bien Común. El tratado con Estados Unidos (TTIP) y Canadá son 3.000 páginas de ley completamente superfluo.

¿Cómo ve el cambio político en España? Hay partidos que llevan sus principios en el programa.

Lo observo con curiosidad y esperanza, pero yo veo que la EBC no es tanto una cuestión de partidos sino de tiempo, como los derechos humanos o la igualdad de género.

Habrá seguido el drama de las hipotecas. El comportamiento de algunos bancos parece en las antípodas de su ideario.

Los desahucios son crueldades, crímenes contra la humanidad. Es otra razón de peso más de que hace falta cambiar las reglas del juego. Hace falta otra regulación. Hay mucha en el sector financiero. Repito, no quiero más regulación sino otra regulación. Y un banco es parte de la infraestructura básica: el crédito y el dinero. No deberían existir entidades con ánimo de lucro. Los prohibiría. La mayoría de bancos, en sus raíces, no tenían ánimo de lucro, las cajas, las cooperativas de crédito, y otros más. No es una revolución, es un cambio de reglas.

¿Qué opina de la economía colaborativa tipo Uber? ¿Son economía del bien común?

Depende, porque la colaboración es un valor pero no el único. Y si se combina la cooperación con la avaricia no es EBC. Por eso decimos que el bien común es la suma de todos los valores fundamentales y no se puede omitir ninguno.