La Confederación Empresarial Valenciana (CEV) celebró ayer su asamblea general. Su presidente, Salvador Navarro, sacó pecho de su gestión y evidenció que, en estos momentos, es el pilar fundamental y sustento de la autonómica Cierval, tras la entrada en concurso de la alicantina Coepa y los problemas judiciales y de impagos de la castellonense CEC, cuyos máximos representantes, José Roca y Rafael Montero, acudieron al acto.

A preguntas de los periodistas, Navarro y el presidente de Cepyme España, Antonio Garamendi, aseguraron que la imputación de Montero por el presunto fraude en los cursos de formación y el escándalo de la empresa de la CEC que está sin presentar cuentas durante 17 años «no es dar ejemplo».

«En la CEV teníamos cinco entidades y hemos reducido a dos. Esto es una cuestión de los órganos de gobierno de Castelló, pero no es un estilo que particularmente me guste porque la CEV lo ha demostrado y trabajamos con la máxima transparencia», apuntó Navarro. Por su parte, el presidente de la nacional Cepyme señaló que, tanto su entidad como CEOE, disponen de un código ético que «hay que cumplir». «Cuando se abra juicio oral tendrá que dimitir», afirmó en referencia a la imputación de Montero.

Navarro desarrolló el modelo que le gustaría para la futura Cierval que fue refrendado por sus socios. «Esta confederación siempre ha tenido claro que las federaciones provinciales debían perder peso frente a la autonómica y las sectoriales». «El modelo provincial tiene 40 años y está roto», sentenció. Recordó que la CEV está dispuesta a ceder en beneficio de la «vertebración del territorio».

La Confederación Empresarial Valenciana aprobó un presupuesto para 2016 de 1.773.322 euros, un 3,91% menos que en 2015 pese a que también se acordó una subida de las cuotas en la confederación que permitirá un aumento de los ingresos del 11,25%.

Navarro criticó que el Consell «quiera hacer de empresario» rescatando Marina Salud.