CaixaBank presentó ayer a los sindicatos su plan de desvinculaciones voluntarias para los 510 empleados que este año cumplan 58 años o más, y ha explicado que no prevé aplicar un cierre masivo de oficinas, según fuentes sindicales.

Ante los anuncios de otros bancos de reducción de la red de oficinas, los representantes de la plantilla preguntaron a la entidad presidida por Isidre Fainé, que ha reiterado que su modelo de proximidad es compatible con la digitalización.

CaixaBank ofrece a los empleados de mayor edad la posibilidad de dejar la entidad con un complemento, que los sindicatos reivindican que no sea inferior al del último plan de prejubilaciones, en el que había un complemento del 75% y una revalorización del 1% anual.

El programa recurrente de prejubilaciones de CaixaBank se aplicó por última vez en 2014, ya que en 2015 las prejubilaciones se incluyeron en el ERE que presentó el banco para reducir la plantilla en 700 personas, y que recibió más de 800 solicitudes.

Cuando se acordó el ERE de 2015 „de adhesión voluntaria„, los sindicatos ya avanzaron que a principios de 2016 se empezaría a negociar un nuevo plan de prejubilaciones.

Y es que había uno en marcha que acababa el 31 de diciembre de 2015, y la intención ya era entonces empezar a aplicar el nuevo en 2016 entre los trabajadores a partir de 58 años.

Durante esta semana CaixaBank ha solucionado la crisis abierta en el banco portugués BPI por su enfrentamiento con la inversora angoleña Isabel dos Santos. El pacto entre los dos principales accionistas es secreto pero ha trascendido que CaixaBank se quedará con el 100% del BPI salvo la parte del negocio de Angola que pasará a manos de Dos Santos a través de la sociedad Santoro.

El acuerdo se cerró el domingo que era cuando expiraba el plazo que dio el Banco Central Europeo a la entidad portuguesa para que esta se desprendiera del negocio en Angola, pues el país escapa a la legislación y el control bancario europeo. El acuerdo fue comunicado a la CNMV portuguesa esta semana.