La revelación de que la comisión de expertos de la Conselleria de Hacienda que va a abordar la reforma fiscal para 2017 estudia la implantación de una tasa turística, provocó ayer una nueva réplica del terremoto que ha generado este asunto en el sector y la clase política desde que se planteó hace meses.

Como ha ocurrido en otras ocasiones la patronal se sublevó. Luis Martí, presidente de la Federación Hotelera de la C. Valenciana, asegura: «Ahora que la rentabilidad comienza a remontar, el sector considera que no puede repercutir esta tasa sobre el cliente. Este gravamen va contra la industria. Si baja la rentabilidad no se crea empleo y lo que puedas ganar lo pierdes por otra vía de recaudación». En este sentido, la asociación que agrupa a 300 hoteles y 45.000 camas valora que la tasa «es para destinos maduros y con rentabilidad adecuada». Para Martí, no puede compararse la situación de Valencia con la de Barcelona, con el doble de rentabilidad, o París, con un coste medio hotelero cuatro veces mayor, y sí tienen esta tasa.

En la misma línea, la patronal de la Costa Blanca (Hosbec) mantiene su rechazo absoluto. «Cada autonomía debe mirarse en su espejo y aquí ya tenemos una presión fiscal muy elevada con respecto a otras regiones, en las que además no cuentan con esta tasa», valora Toni Mayor desde una zona que se beneficia de un turismo barato como el Imserso o paquetes de viajes low cost. El sector desvía el foco: «¿Por qué no nos centramos en el fraude de las viviendas turísticas?».

Desde el sector de los apartamentos turísticos llegan posiciones favorables. Pepe Castelló, vicepresidente de la asociación de empresarios de apartamentos turísticos (Apartval), ve la tasa como «beneficiosa» siempre que revierta en campañas de comunicación y servicios turísticos. Es una forma de «controlar la legalidad» en un nicho, el vivienda turística, en que una parte se encuentra fuera del registro autonómico. «Un ilegal no puede pagar ni cobrar una tasa», señala.

También plataformas on line están a favor de la tasa: «Es algo ya implantado en la mayoría de Europa y puede ser algo beneficioso siempre y cuando esta tasa luego se invierta en potenciar y mejorar el sector», apuntan desde Muchosol. Un portavoz de Homeaway coincide: «Nos hemos mostrado favorables a la creación de una tasa turística sobre estancias, como la existente en Cataluña, cuya recaudación revierta en la promoción del turismo. Debería debatirse. Merece una reflexión».

Lo cierto es que la mayoría de potencias turísticas trabaja con esta tasa desde hace años. En general son progresivas y gravan la pernoctación en función de la categoría del hotel, que hace de recaudador, pero en algunos casos, como en EE UU, México, Cuba o República Dominicana, es el Estado el que recauda en los aeropuertos, con tasas fijas de entrada o salida. En otros casos, la tasa se carga sobre el billete de avión. En España, Cataluña y Baleares ya contemplan este pago.