El presidente de la Confederación de Empresarios de Castelló, José Roca, y su secretario general, Rafael Montero, han perdido el apoyo casi unánime que han gozado en sus tres décadas de poder tras el caso judicial por los cursos de formación y los problemas económicos de la CEC. El transporte se suma al azulejo y también reclama una renovación inmediata. Este sector crítico considera que la entidad sólo se puede reflotar con un relevo en la dirección. También entiende que la permanencia de Roca y Montero debilita a la CEC en la pugna que mantiene con la patronal autonómica Cierval, que proyecta una refundación en la que absorbería a la provincial de Valencia, la CEV, y reduciría a estructuras mínimas las de Castelló y Alicante.
Esta división, tal como avanzó ayer Levante-EMV, ha causado la dimisión de Miguel González, adscrito a Ascer, de una de las cuatro vicepresidencias de la CEC. Según fuentes de la patronal castellonense, el representante de Ascer cuestiona una falta de transparencia en la organización. Ayer, según admitió Roca, González envió una carta a la CEC en la que expone que «no le gusta» la gestión de la junta directiva. González permanece de vocal en la CEC pero Ascer descarta ocupar la vicepresidencia que deja vacante.
No es la única voz crítica que ha surgido contra las formas de dirigir de Roca y Montero. El sector del transporte, que ocupa otra vicepresidencia, también urge un relevo, aunque no se contemplan más dimisiones en la junta de momento. Valora la trayectoria de Roca, pero sostiene, según fuentes de la CEC, que ya lleva 29 años en el cargo y que hacen falta nuevas caras que permitan espolear a la confederación, que padece la crisis de desprestigio más grave de su historia como consecuencia de sus problemas económicos y, especialmente, por la causa judicial que dirime un juzgado de Nules, que investiga un presunto fraude en cursos de formación que no se realizaron.
El transporte y la cerámica son dos de los sectores con más peso en la CEC, pero Roca y Montero persisten en su intención de continuar. Roca, según sus allegados, quiere seguir por dos razones; por un lado, para limpiar la imagen de la institución. Asegura que la organización actuó correctamente en los cursos de formación. Por otro lado, proyecta su experiencia para negociar el futuro de Cierval.
Los críticos creen que su continuidad es una dificultad añadida en la batalla con la patronal autonómica. Afirman que la debilidad de Roca y, sobre todo, de Montero „imputado en el proceso judicial„ es aprovechada por Valencia para mermar el peso de la provincial. Piensan que para dar la vuelta a las negociaciones con los dirigentes autonómicos es necesaria la sustitución de Roca por otro perfil de presidente que tenga experiencia pero sin ligazón con la gestión de los últimos tiempos. Los jóvenes empresarios y la patronal turística también abogan por una renovación.
