Las principales sectoriales de la Confederación de Empresarios de Castelló insisten en reclamar un relevo en la presidencia y dudan de la viabilidad de las cuentas de este ejercicio por su excesiva dependencia de las subvenciones de la Generalitat.

El presidente de la CEC, José Roca, reunió ayer a parte de su comité directivo en un desayuno de trabajo para analizar la situación de división que padece la institución, donde han surgido diversas voces que abiertamente cuestionan la gestión de la directiva y reclaman una renovación profunda. La cita de ayer fue una previa de la junta directiva de la CEC que tendrá lugar el próximo jueves, qué debatirá posibles soluciones para sacar del marasmo a la organización, que se encuentra debilitada por la causa judicial que investiga presuntas irregularidades en unos cursos de formación y por la negativa situación económica.

El encuentro de ayer se desarrolló en un ambiente cordial, pero parte de los presentes reiteraron la necesidad de un cambio de rumbo en la dirección. El representante de Ascer ha dimitido de la vicepresidencia por «falta de transparencia» en la gestión de Roca y de su secretario general Rafael Montero, y ayer „continúa de vocal en la junta„ pidió información sobre el estado de las cuentas, ya que cuestiona que no son las adecuadas para asegurar la funcionalidad de la CEC por su ligazón a las ayudas públicas. Fuentes de la organización señalan que el retraso del Consell en pagar sus consignaciones pone en riesgo la ejecución del presupuesto de este año. Asimismo, los sectores del transporte y de la construcción, que ocupan otras dos vicepresidencias, defienden un giro de 180 grados en la patronal, y no se descarta nuevas dimisiones si los actuales responsables de la CEC se enrocan en sus cargo.

El sector crítico de la patronal pide que se nombre de manera provisional una gestora hasta que se convoque una asamblea electoral que designe un nuevo presidente. Entiende que la patronal no puede capitalizar el proyecto que necesita con Roca y Montero al frente, cuando, aducen, llevan casi tres décadas dirigiendo la CEC y se ha llegado a la situación crítica actual con ellos al frente.

Defiende que la organización ha de encarar una reestructuración para conseguir su autosuficiencia económica, potenciando el ingreso de nuevas empresas y rebajando el peso de las subvenciones públicas. Además, sostiene que la CEC estará menos supeditada al poder político de turno. Desde la patronal todos coinciden en rechazar una posible absorción por parte de Cierval.