Durante los 30 años que llevo observando el puerto de Valencia y su entorno he constatado una extraña y muy singular tendencia a atacar ferozmente, con poco o ningún fundamento, al principal caudal de la economía de la Comunitat Valenciana. Este ataque hoy a una ZAL inexistente, ayer a una ampliación imprescindible, es único en nuestro país. En ningún otro sitio se produce nada distinto de un apoyo casi incondicional a su puerto. La explicación aquí puede estar en la forma de ser valenciana, tendente a defender poco o nada lo nuestro y en esa costumbre tan española de despreciar cuanto ignoramos.

El puerto es tan valenciano como desconocido. Estos dos adjetivos, aquí, le condenan. No parece que compense el hecho de que sea un puerto envidiado a nivel nacional e internacional, en todos los aspectos, incluyendo el cuidado medioambiental y la responsabilidad social corporativa. Sobre su pasado también se pueden extraer interesantes conclusiones. El puerto sufrió, hace muy pocos lustros, algo tan de moda hoy como el maltrato centralista. Desde Madrid se determinó que los contenedores se movieran en Barcelona, Cádiz y Bilbao, no aquí. Pero hubo a quien le dio por ir más allá del victimismo y, con coraje y determinación, estableció la primera grúa de contenedores en Valencia, contra viento y marea. Se pusieron las bases para crear el primer puerto del Mediterráneo. Un puerto basado en el tráfico de contenedores, sin duda el más limpio de todos. Si dejáramos el puerto como quería Madrid que fuera, se perderían miles de puestos de trabajo directos, además de otros indirectos de azulejeras, fábricas de calzado, textil o muebles. Sin hablar de la Ford, que jamás se ubicaría donde no hubiera un puerto interoceánico cerca.

Para no elucubrar con el futuro, lo ponemos más fácil y nos fijamos en lo que ya ha ocurrido. La creación de la ZAL de Valencia se aprobó en 1994, con el beneplácito, por cierto, del gobierno autonómico (PSOE) y del municipal (PP). Dos años antes se había puesto en marcha la ZAL de Barcelona. Aquí pretendíamos una ZAL de 70 hectáreas. Ahora creo que ni eso. En Barcelona se han destinado 212. El empleo que se genera en las Zonas de Actividades Logísticas es de altísima calidad, en empresas totalmente limpias. Actualmente, la ZAL de Barcelona genera 5.000 puestos de trabajo, por ninguno de la todavía inexistente ZAL de Valencia. Muchas de las empresas instaladas en otros puertos lo han hecho porque aquí no hay forma. Matamos porque venga Ikea o Tesla, mientras estamos echando a otras grandes multinacionales. Los valencianos somos líderes en muchas cosas. Entre las concretas figura nuestra logística. Si la han de atacar estaría bien que se informaran de su presente, su pasado y su futuro y tuvieran en cuenta a las decenas de miles de personas que vivimos por y para el puerto de Valencia y la Comunitat a la que sirve.