El Banco de España ha alertado del riesgo a la baja que para el crecimiento de la economía española supone la prolongación del periodo de incertidumbre política, ya que algunos agentes económicos pueden posponer decisiones de gasto. En sus proyecciones macroeconómicas para el periodo 2016-2018, publicadas ayer, la entidad mantiene sus previsiones para 2016 y 2017 en cuanto a crecimiento, pero mejora la del déficit al rebajar la del 4,4% al 4,1% del PIB, por los recortes de 2.000 millones de Estado y otros 1.500 millones de las autonomías.

El Banco de España da por primera vez previsiones para 2018, donde sitúa el déficit por debajo del umbral del 3 %, un año más tarde de lo que exige Bruselas. Ese año el PIB crecerá un 2,1%, en línea con la desaceleración del crecimiento que prevé comience este año con una subida del 2,7 %, frente al 3,2 % de 2015, y que seguirá en 2017 con un incremento del 2,3 %.

El empleo continuará creciendo, con lo que la tasa de paro a final de 2018 se situará en torno al 17 % de la población activa, después de haber bajado al 19,7 % este año y al 18,3 % el próximo. En estos momentos está por encima del 20%.

La entidad ve una prolongación de la actual fase expansiva, aunque a un ritmo decreciente, que seguirá apoyándose en los progresos en la corrección de los desequilibrios de la economía y en la persistencia de unas condiciones favorables para la financiación gracias a la política expansiva del Banco Central Europeo (BCE).

El crecimiento se irá frenando a medida que pierdan fuerzan los elementos transitorios que han impulsado la economía, como la bajada del precio del petróleo, la depreciación del euro o algunos estímulos presupuestarios.

El ministro de Economía, Luis De Guindos, respondió que el crecimiento de la economía española va a situarse «más próximo» al 3% que al 2,7%, «salvo una situación de debacle de la economía mundial».