Cincuenta años después de la Revolución Cultural de China, una campaña socio-política lanzada en 1966 por Mao Zedong, entonces líder del Partido Comunista del gigante asiático para librarse de rivales políticos como Deng Xiaoping, el imperio de la porcelana decorativa de los Lladró presentaba ayer desde su cuartel general de Tavernes Blanques El viento de la noche, una escultura basada en la obra del artista chino Liu Dawei, uno de los pintores actuales más reconocidos en China. Como la pintura, esta pieza muestra al que fuera el líder de la República Popular en los años ochenta, el citado Deng Xiaoping, sentado en un frondoso jardín, relajado y con un periódico sobre la mesa.

En tiempos difíciles y de reordenación de negocios tras varios años de «números rojos», caída de ventas y de recortes de jornada y plantilla, la compañía familiar valenciana se agarra a China „sin abandonar su principal mercado, Estados Unidos„ como tabla de salvación para relanzar sus ventas.

Los propietarios de la fábrica de Tavernes Blanques ya cuentan con 45 puntos de venta en el gigante asiático (incluidas tiendas propias como la de Shanghai) y ahora manejan otros proyectos comerciales en aquel país de la mano de la empresa Beijing Jilihua International (Jingli W.H). China ya representa el 10 % de la facturación del grupo cerámico presidido por Rosa Lladró. La máxima responsable de la empresa, junto con el presidente de la firma aliada china, Wang Jing Li, y del director oficina de asuntos culturales de China, Mr. Chen, aseguró que «es algo difícil de calibrar el hecho de que Lladró sea muy conocido en un país con un mercado tan difícil y tan inmenso como ese. Creo que valoran sobre todo la manufactura, el saber que seguimos haciendo las obras con todo detalle y atención, como se ha hecho desde la fundación de la empresa y con los principios de los fundadores, todo a mano y de alta calidad», indicó Rosa Lladró.

La serie limitada de cien unidades, de la que se fabricarán durante los próximos tres años, también se llevará a Pekín y Shanghai, entre otras ciudades, para promocionar las ventas de Lladró en aquel mercado clave para los intereses de la firma cerámica. La cifra de facturación de la mercantil se redujo a 37 millones de euros, con unas pérdidas de 4,4 millones en 2015. Rosa Lladró volvió a tomar las riendas de la firma en abril de este año tras estallar otra crisis familiar.