La campaña de las autoridades valencianas para reclamar más y mejores conexiones ferroviarias que eleven la competitividad del puerto y la economía no es gratuita. Los datos que acaban de conocerse sobre tráfico ferroviario de contenedores rompen la tendencia de crecimiento de los últimos años. En el primer semestre ha caído un 4,43% el número de unidades movidas en el puerto, al pasar de más de 75.000 a 71.813, según datos de la Autoridad Portuaria, si bien es cierto que el dato import-export se mantiene en positivo.

Frente a esta caída, el puerto de Barcelona crece. Su tráfico ferroviario de contenedores se ha disparado un 13% en lo que va de año, hasta situarse rozando las 105.000 unidades. También ha crecido de forma considerable, un 18%, la entrada y salida en tren de vehículos, un sector donde se disputa una feroz competencia entre Barcelona y Valencia como referencia estatal.

En la última década, la apuesta ferroviaria de Barcelona le ha permitido desplegar corredores en todas direcciones. El resultado ha sido pasar de una cuota ferroviaria del 2,5% al 12%, lo que tiene un impacto importante en costes logísticos. La cuota del valenciano, sin embargo, se ha reducido un punto este semestre, quedándose en el 6,8%.

La explicación está en los mapas. Valencia se lo juega todo a la carta de Madrid. Es el único enclave con el que está conectado por tren. Ciertamente, es un corredor muy intensivo. Valencia recibe (con datos al cierre de 2015), el 92% de las mercancías del puerto seco de Coslada. Eso y algunos transportes de vehículos Opel que, a duras penas, bajan desde Zaragoza. Las contadas mercancías que puedan venir desde Bilbao o Valladolid llegan por el corredor de Madrid.

Y ahí termina todo. Barcelona, sin embargo, trabaja por tren con una decena de enclaves logísticos: Zaragoza, Madrid, Selgua (Huesca), Noáin (Navarra), Lisboa, Burdeos, Touluse, Marsella, París y Barking (Reino Unido). Según explican desde la Autoridad Portuaria de Barcelona, la apuesta de operadores privados ya sitúa su oferta en unos cien servicios semanales. Y aunque no pueden informar de la actividad de cada corredor, sí destacan el aumento de la descarga de contenedores con Tarragona, Zaragoza y Navarra; y el aumento de la carga de Zaragoza y Madrid. Barcelona, de hecho, lucha para incrementar su tráfico con Madrid y robar mercado Valencia. Este año están invirtiendo en la ampliación de su puerto seco en la capital, el de Azuqueca.

Como telón de fondo de esta situación, el agravio en la inversión en infraestructuras escuece especialmente, máxime en momentos como este, cuando la actividad portuaria se está resintiendo por el conflicto de la estiba y la preocupación cunde en el Grau.

El puerto de Valencia tiene la salida a Europa por ferrocarril taponada por el bloqueo del corredor mediterráneo. Y no ayuda que el puerto catalán promueva el corredor central en sus redes de transporte ferroviario con los países de Europa, lo que deja aislada a Valencia.

Inversión para atraer megabuques

Junto a esto, la línea Sagunt-Zaragoza continúa en una precariedad absoluta porque no llegan del Estados los 40 millones necesarios para acondicionarla. Mientras tanto, el Ministerio de Fomento redobla el esfuerzo inversor para convertir el puerto de Barcelona en «el mejor comunicado del Mediterráneo», en recientes declaraciones de la ya exministra de Fomento, Ana Pastor, que indignaron en la Autoridad Portuaria de Valencia.

Por otro lado, la APV ha sacado a licitación por poco más de ocho millones las obras para aumentar el calado del muelle de Levante, con vistas a dar servicio a los buques portacontenedores de última generación, que transportan hasta 18.000 unidades.