El 71 % de las camareras de piso tienen que consumir medicamentos a diario para poder afrontar su jornada laboral, según revela un informe de CC OO. El documento destaca que las profesionales tienen un elevado ritmo de trabajo y unas condiciones laborales precarias que son propicias para la depresión. La Inspección de Trabajo ha iniciado una cruzada contra la precariedad hotelera y ya ha impuesto en la Comunitat Valenciana decenas de multas para erradicar la explotación. En la C. Valenciana trabajan 5.000 personas en el sector, la mayoría mujeres que cobran de media 1,5 euros por habitación.

El estudio de CC OO, que ha realizado en colaboración con el sindicato internacional UITA, señala que el 80 % de las camareras de piso sufren o han padecido trastornos musco esqueléticos, lumbalgias y dolores en cervicales, hombres y brazos.

A estos trastornos hay que sumar los psicológicos. El estudio constata que la precariedad y «las presiones para trabajar más rápido han derivado en patologías psicológicas», y destaca «el alto índice de ansiedad que suele derivar en un cuadro depresivo».

Los sobreesfuerzos y los movimientos repetitivos favorecen la aparición de trastornos musculo esqueléticos. Según los datos del estudio, el 100 % de las profesionales sufre dolor dorsal y lumbar de la espalda; el 80 % tiene problemas en antebrazos, muñecas y manos; el 47 % en caderas, nalgas y muslos; el 67% en las rodillas; y el 87 % en piernas y pies.

«Dadas estas condiciones, se observa una realidad preocupante. El 71 % de las camareras consumen medicamentos para poder afrontar su jornada laboral diaria. Es importante destacar que este tipo de medicamentos van generando resistencia, el cuerpo necesita cada vez más dosis para que haga efecto y sobreponerse para una nueva jornada», advierte el documento. El análisis añade que el 96 % sufre síntomas de ansiedad al afrontar «jornadas de trabajo inhumanas, la menta reacciona con sentimientos de desesperación al no poder tener control de la situación».

La Dirección General de Trabajo se encuentra en estos momentos abriendo expedientes e imponiendo sanciones y elevadas multas a empresas hoteleras que vía la subcontratación de terceras sociedades vulneran los derechos laborales de las camareras. El perjuicio supone en la mayoría de los casos una pérdida de la masa salarial de más de 300 euros, un drama para trabajadoras que no alcanzan los 1.000 euros mensuales.

La picaresca que utilizan los empleadores consiste en abonar los sueldos según el convenio de la sociedad subcontratada y que se enmarca en el de ayudantes de despacho.