Como un eco de la bronca histórica que durante años han mantenido las asociaciones de comerciantes de la Comunitat Valenciana, el próximo 15 de noviembre un juzgado de Valencia decidirá si la confederación autonómica del pequeño comercio Covaco tiene que readmitir a la histórica Unión Gremial, a la que expulsó en 2014.

Hoy por hoy, parece que los puentes están rotos entre ambas entidades y el conflicto se dirimirá en los tribunales. La falta de confianza fue el detonante de la ruptura, y así continúan un lustro después.

Todo arranca en 2010. Unió Gremial comenzó a recelar de la gestión de su patronal autonómica y durante varias asambleas pidió las cuentas y «un cambio de gestión», explica el dirigente Francesc Ferrer.

Esta entidad tiene el grueso de sus asociados en la provincia de Valencia, y tenía un peso muy destacado en Covaco. De hecho, fueron ellos los fundadores, a mediados de los 90, tras abandonar la Confederación Empresarial Valenciana (CEV) para crear una confederación de asociaciones comerciantes potente a nivel autonómico. Lo hicieron con la alicantina Facpyme, la castellonense Pymec y la Federación de Mercados Municipales de la C. Valenciana.

En 2013, el conflicto llega a su cénit. Unión Gremial pide la dimisión de la directiva de Covaco: «No ha pagado a nadie, no enseña las cuentas y están incumpliendo los estatutos con la incorporación de nuevos socios», denunciaban entonces. Todo terminó con la apertura de un expediente y en 2014 se aprobó la expulsión de Unión Gremial.

Tras dos años de ruptura, este pasado verano han retomado los contactos con vistas a explorar el reingreso, a raíz de la llegada de Cipriano Cortés al frente de Covaco. Según apuntan desde Unió Gremial, la alternativa que les ofreció Covaco para retornar a la confederación es reintegrarse como miembro de Covaco Valencia, la organización provincial subalterna, lo que no satisface a la entidad fundadora, que considera que tiene status autonómica y tiene gremios asociados que están en Covaco Valencia.

Covaco, molesta con la situación, niega contactos y defiende que la expulsión se realizó conforme a la norma y en ningún momento se negaron las cuentas.

El reingreso en Covaco, básicamente, permitiría a la entidad que lidera Ferrer volver a acceder con más garantías a proyectos subvencionados. Desde el cambio de gobierno, en todo caso, Unió Gremial ha conseguido mejorar su posición. Ha ganado peso en el nuevo Observatorio del Comercio autonómico y vuelve a entrar en el reparto de ayudas para «actuaciones de representación y promoción del pequeño comercio», que concede Economía. Este 2016 le ha otorgado 30.000 euros, aunque mucho menos que a Covaco y a Cecoval.

Tras esta situación hay una lucha por la representatividad del comercio. De hecho, ayer se dio otro episodio. El Ayuntamiento de Valencia ha invitado a Covaco Valencia al Consell Local del Comerç con una vocalía; Unió Gremial, que está representado, impugnó ayer esta decisión.