Los dirigentes de la patronal autonómica Cierval se han dado de plazo dos semanas para acabar de asumir su destino, que no es otro que el concurso de acreedores para enero si el 20 de diciembre la Generalitat ejecuta el requerimiento para que la castellonense CEC devuelva 700.000 euros por la gestión de cursos de formación de entre 2010 y 2012. Esta irá a concurso en noviembre y, como carece de fondos, será la autonómica la que tenga que hacer frente a los pagos. Dado que tampoco tiene liquidez, no le quedará otro remedio que entrar en situación concursal.

La reunión de ayer de los presidentes y secretarios generales posterior a la junta directiva acordó encargar a la comisión de economía que haga un balance de la situación financiera de la Cierval, incluidos los requerimientos pendientes y posibles con el propósito de analizarlo en el encuentro convocado para el 9 de noviembre. La única esperanza para los dirigentes más optimistas es que la Generalitat acepte los recursos presentados por Castelló y que no haya que abonar los citados 700.000 euros. Los más realistas están convencidos de que habrá que pagar. En el encuentro, los dirigentes de la valenciana CEV dejaron claro que la solución de absorber Cierval ya no es viable, porque sus finanzas más saneadas no son suficientes, y en vista de que alicantinos y castellonenses ni están dispuestos ni tienen recursos para ayudar a la CEV a salvar a la autonómica, solo un milagro procedente del Consell evitaría lo peor.

En paralelo, la junta directiva recibió formalmente el plan de viabilidad de la alicantina Coepa, que se encuentra en concurso de acreedores. La entidad propone una quita del 95 % en el más de medio millón de euros que adeuda a Cierval. Los dirigentes de la autonómica acordaron encargar un informe jurídico que valore las consecuencias de las tres decisiones a adoptar sobre esta cuestión: el sí, el no o la abstención. De lo que se trata es de que dejar claro qué opción puede perjudicar a los otros socios de Cierval, singularmente a la CEV.

Precisamente, sus representantes en la reunión de la junta directiva, que las fuentes consultadas calificaron de «interesante», aunque no exenta de cierta tensión, reprocharon a los de la Coepa alicantina los continuos ataque contra la CEV y le pidieron que dejen a un lado la actitud agresiva de las últimas semanas por parte de una organización que disimula más bien poco su deseo de camuflar su fracaso en el contexto de un concurso de Cierval.