El cuerpo humano es como un generador eléctrico. Cualquier mínimo movimiento, el más cotidiano, libera energía. Esa energía puede medirse, y también codificarse. Esa energía también puede convertirse en una señal, y con una señal podemos controlar los aparatos electrónicos que interactúan cada minuto del día con el ser humano.

Esta es la premisa en la que se basa la revolución en la relación con nuestro entorno inteligente que pretende realizar Vicente Rodilla. Su empresa, la valenciana Cys Bionics, fue la pasada semana una de las ganadoras del Digital Health Venture Forum, un encuentro celebrado en Valencia y coorganizado por el Ivace (Conselleria de Economía), para reunir a start up vinculadas a la salud con inversores. De hecho, esta firma cerró un acuerdo con un fondo privado holandés, que va a invertir 250.000 euros.

«Mando a distancia incorporado»

Cys Bionics se encuentra en pleno desarrollo de lo que podría bautizarse como «mando a distancia incorporado al ser humano». «El ser humano tiene aptitudes y funcionalidades fisiológicas que no explotamos, no les sacamos beneficio», explica el ingeniero. Una de esas aptitudes, apunta, es la de generar señales bioeléctricas al, por ejemplo, apretar los dientes, unas señales que se pueden medir a través de la ciencia electromiografía.

En este contexto, el objeto de la compañía es «dotar al ser humano de un mando a distancia incorporado en el propio cuerpo». Cys Bionics ya tiene un prototipo, que es el que presentó en el foro celebrado en Valencia la pasada semana y captó el interés del inversor holandés. Se trata de unos sensores de tipo clínico de electromiografía a través de los que miden la despolarización de las fibras musculares. Eso genera unos milivoltios (milésimas de voltio), que el ser humano genera con cualquier movimiento muscular.

Discapacitados... y todos los demás

Cys Bionics ha patentado en Europa y Estados Unidos la codificación en amplitud, tiempo e intervalo de esa señal bioeléctrica, «de forma que los receptores entienden lo que estás generando y actúa el encendido del pin de un cajero, desactivando una alarma, generando una señal antipánico si recibes un ataque o comunicándote con el entorno si tienes discapacidad», cita a modo de ejemplo.

Precisamente, esta vuelta de tuerca futurista a las opciones de la domótica, ofrece muchas posibilidades para facilitar el día a día de personas con discapacidad. Ese fue el germen de la idea, pero no se queda ahí: «Hemos hecho pruebas con tetrapléjicos y les encanta sobre todo porque no se sienten discriminados. El dispositivo es el mismo para cualquier persona», explica el empresario.

¿Y cómo funcionará? Rodilla pone como ejemplo el movimiento de los músculos de la mandíbula al apretar los dientes, aunque también habla de sensores que podrían instalarse de forma subcutánea en cualquier musculo. Ni siquiera se vería.

La firma ya tiene un prototipo mediante electrodos clínicos. La investigación está hecha y se encuentran en fase de desarrollo: dotar al sistema de una carcasa y un circuito. El tercer paso será hacerlo a precio accesible. En estos momento trabajan en tener un prototipo industrializable a final de año.

«Desaparecerán los mandos a distancia convencionales y las pantallas táctiles; también los teclados, y podríamos sustituir hasta el teléfono móvil». Es el vaticinio de esta empresa valenciana.