El enfrentamiento que viven desde hace dos años las patronales del pequeño comercio Unió Gremial y la confederación autonómica Covaco, a la que pertenecía y de la que fue expulsado, quedó ayer visto para sentencia. El juzgado número 20 de primera instancia de Valencia acogió el juicio para dirimir la legalidad de la expulsión de Unió Gremial, ejecutada entre el 15 de mayo de 2014, cuando el comité ejecutivo la aprueba, y el 7 de julio de ese año, cuando se ratifica en asamblea. Unió Gremial pide la nulidad por defecto en la convocatoria del comité.

Según alegó el letrado de Unió Gremial, hubo hasta tres convocatorios entre los días 8 y 13 de mayo, y solo la última, a dos días de la reunión, tenía la firma de la presidenta. El abogado recordó que los estatutos de Covaco imponen una antelación de cinco días para realizar la convocatoria, por lo que reclamó el reingreso. «Ha sido perjudicial económicamente [se cortaron las subvenciones] y de imagen ante la administración», afirmó.

Por su parte, el letrado de Covaco afirmó en sus conclusiones que Unió Gremial carece de legitimación para impugnar el acuerdo, porque «sólo puede hacerlo un socio», una condición de la que Unió Gremial ya carece. Pero aun considerando que puede impugnar, existe un plazo de 40 días naturales desde que se adopta el acuerdo, o un año, en caso de que se alegue una violación del ordenamiento. La demanda, sin embargo, es de octubre de 2015, quince meses después de la asamblea de ratificación. También alegó que sólo hubo una convocatoria, la del día 8, siete días antes del comité ejecutivo, ya que la segunda sólo rectificaba un error de forma. E incluso en la asamblea de julio, se votó y ratificó que la convocatoria fue correcta, dijo.

Pese a que lo que sometía a juicio era una cuestión formal, las dos horas que duró la vista permitieron reflejar la bronca entre las dos organizaciones. El abogado de Unió Gremial hizo desfilar a la cúpula actual y pasada de Covaco, así como a los líderes de Unió Gremial. Estos acusaron a la autonómica de no facilitar las cuentas, salvo los conceptos globales. «Nunca supe el sueldo de gerencia, el gasto de alquiler, las contrataciones», citó un vocal de Unió Gremial.

Calificaron de «animadversión» el trato de los dirigentes de Covaco, ya que reclamaban contención del gasto y adelgazar la estructura. «Siempre hemos pretendido que el aparato sea el menor para que la ayuda [pública] llegue a la pyme, esa era la clave de la crítica que teníamos». «Había discrepancia en cómo se gastaba el dinero», dijo otro. Acusaron al presidente actual, Cipriano Cortés, de instarles a dejar la organización.

Natxo Costa quiso mediar, sin éxito

Por su parte, desde Covaco negaron esa «animadversión», que se ocultaran las cuentas a nadie, o que Covaco se endeudara de más. Aunque sí lamentaban la actitud en las reuniones de los vocales de Unió Gremial „«antisistema», tildaron a Francesc Ferrer„, que «boicoteaban» las reuniones y molestaba a dirigentes que venían de lejos (Orihuela) y no obtenían resultados.

Durante el juicio trascendió incluso que el director general Natxo Costa trató sin éxito de mediar hace poco para pacificar la relación y encauzar el reintegro de Unió Gremial.