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Entrevista

Saskia Sassen: "Algunas políticas de Trump son absolutamente escandalosas"

«Hablo de expulsión, de cruzar una frontera que te vuelve invisible al Estado»

Saskia Sassen: "Algunas políticas de Trump son absolutamente escandalosas"

La Federación de Empresarias y Profesionales BPW Spain, con la colaboración de EVAP-BPW Valencia, ha organizado el encuentro empresarial internacional Connecting Plus, que reúne desde ayer en el Palacio de Congresos a más de 600 expertos de hasta 30 nacionalidades para reflexionar sobre los nuevos desafíos en la economía global. Uno de ellos es la socióloga holandesa Saskia Sassen (La Haya, 1949), que en 2013 obtuvo el Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales.

¿El Bréxit y Trump son reacciones contra la globalización?

La elección de Trump hace visibles a una serie de sectores de la población en EE UU que se han sentido expulsados de sus posibilidades de futuro. Hubo un enojo que se fue acumulando en diversos sectores. Esto, confrontado con tener otra vez a los Clinton, llevó a una marcada falta de entusiasmo entre los que hubieran votado por el partido Demócrata. Era más de lo mismo.

¿Fueron los perdedores de la crisis los que se rebelaron?

No solo eran gente perdedora debido a la crisis de 2008, sino que venía de antes. En concreto, desde los años noventa, cuando ya se habían perdido millones de puestos de trabajo, especialmente entre las clases trabajadoras blancas (trabajo industrial y trabajo de oficina€que la computadora empieza a reemplazar). Es decir, había un enojo ya más viejo. Se fue acumulando. Muchos grupos se juntaron, no solo los trabajadores blancos, sino una mezcla. Trump es increíblemente problemático. Algunas de sus políticas son absolutamente escandalosas.

¿Asistimos también a un hundimiento del modelo de democracia que se impuso tras la Segunda Guerra Mundial en muchas partes del mundo, sobre todo Europa, EE UU y Japón?

Ese hundimiento comienza cuando implementamos una economía global orientada hacia los poderosos. Es decir, con la desregulación de la economía y privatización del sector público. Eso empezó en los ochenta con Reagan y en los noventa en Europa, donde se retrasó porque cubre mejor las necesidades de una población desigual, mientras en Estados Unidos tanto el Gobierno como los medios de comunicación se olvidan de los excluidos. La exclusión se da dentro del sistema. No hablo solo de exclusión social, sino de expulsión: se cruza una especie de barrera invisible, que se da en el interior de los países, y una vez cruzada te vuelves invisible al Estado, al sistema, como los homeless, pero hay mucho más que eso. Hay países que han sido extremos en permitir o generar este tipo de frontera sistémica en el interior del país. El Gobierno ni siquiera sabe los detalles de esa gente, y no le interesa. Entre esos casos extremos están Rusia y EE UU, pero también las nuevas élites africanas que han acumulado mucha riqueza sin interesarse de la gran pobreza en sus países.

¿Qué peligros nos acechan con la globalización?

La globalización es un término genérico que cubre muchas cosas. Hay globalizaciones positivas, como las que se producen a través de las tecnologías que permiten acceder a un espacio internacional a los activistas del medioambiente, a los que luchan por los derechos humanos en sus países y que los meten en prisión o los matan€Los inmigrantes y refugiados se han beneficiado de algunas de las componentes de la globalización. Pero las globalizaciones de diversas componentes del poder... eso ya es otra cosa. Eso ha aumentado el poder de los poderosos. El mundo financiero es un buen ejemplo. En mi libro Expulsión describo la formación de nuevos tipos de mercados financieros, que son propiedad de grandes empresas financieras y que, según el anterior gobernador de la Fed de EE UU, Ben Bernanke, representan el 70% del total de las transacciones financieras€.Lo que llamamos la bolsa en un espacio mucho mas público, donde el pequeño emprendedor puede participar€ y ganar€.pero estos quedan totalmente excluidos de esas nuevas transformaciones, que Bernanke llamó Dark Pools (mercados paralelos).

¿Hacia qué mundo nos dirigimos?

En este período todavía vemos dos mundos bastante claros, que tienen muchas conexiones. Una manera de pensarlo es que hay geografías del bienestar y geografías de la miseria humana. Cada una es parcial y coexisten en la mayoría de los países. No hay hoy un país que tenga todos sus habitantes en la geografía del bienestar. Hay aproximaciones muy admirables: los países escandinavos, Suiza, Luxemburgo. Es posible que estemos viendo el inicio de una nueva fase, complicada por la proliferación de guerras y por todo aquello que llamamos cambio climático. Creo que es bien posible que antes de que nos demos cuenta estaremos en otra época de nuestro planeta y la gran pregunta es: ¿habremos aprendido la lección y optado por un encaje serio y hasta absoluto con nuestra planeta, que ahora lo estamos matando un poco? o ¿estaremos en una situación de masiva pérdida de hábitat, con más y más gente expulsada de una vida normal?

Una crisis de la magnitud de la Gran Recesión no deja inmune a ninguna sociedad. Su precedente, la Gran Depresión, desembocó en la Segunda Guerra Mundial. Afortunadamente, de momento no hemos llegado a tanto, pero la desigualdad que ha generado está abriendo camino a la retórica populista y a políticos y partidos cada vez más peligrosos. ¿Qué opina al respecto?

¡Creo que lo dijo usted todo! Yo agregaría a ese aspecto político el cambio en la situación de nuestro planeta. Acordémonos, por ejemplo, que ya hay más y más tierra muerta. Es impresionante. Y esto solo va en aumento porque vamos echando a millones de pequeños agricultores y reemplazándolos por grandes plantaciones, que matan a la tierra en unos 70 años.

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