La convocatoria de la junta extraordinaria ha sido firmada por el presidente de Sodigei, Juan Ignacio Jara, a la sazón marido de Mari Luz Lladró. Ambos han liderado los planes de venta de la compañía, que cuenta con reticencias tanto de la propia presidente del negocio cerámico, su hermana Rosa, como de las otras dos sagas familiares representadas por herederos de José y Vicente Lladró Dolz. La opción de compra de un grupo con suficiente músculo financiero es por la «totalidad» del capital de la fábrica cerámica y habrá escasas posibilidades de que los Lladró mantengan una participación minoritaria en la mercantil tal como desean una parte de sus socios.

El enfrentamiento familiar llevó a Rosa Lladró a volver a presidir la empresa de arte decorativo a principios de 2016 en su intento por reflotar una firma a la deriva. Sea como fuere, el visto bueno de la mayoría de representantes de la familia de Juan Lladró en la junta de Sodigei -a la que asisten como administradores de las sociedades Agroinmobiliaria, Dolz y Sala y Finca Casa Puchero S.L.- dará luz verde al cambio de propiedad de la conocida firma. Sin duda, las espadas están en todo lo alto. Después de que en 2007 las familias de los tres fundadores separaran sus destinos profesionales, y que la rama de Juan asumiera la parte de porcelanas, no ha sido posible la reconciliación entre sus herederos ni ha sido posible pactar una estrategia conjunta para reinventar una marca global, constituida en 1953, que busca ahora su supervivencia. Sus particulares obras de arte han llegado a su máxima expresión con el diseño de su última obra, la pieza más grande de la historia de la porcelana, de 1,5 metros de largo: Carnaval en Venecia.