El interés que Valencia ha despertado en Housers no es un caso aislado. En los últimos meses, diversos inversores han puesto su mirada en la ciudad para explotar el mercado turístico, un negocio cada vez más al alza. Los últimos movimientos van en esa línea. Así, la promotora alemana Ratisbona, especializada en la construcción de supermercados y parques de medianas superficies y cuyo propietario es vicepresidente del Bayern de Munich, ha comprado un edificio de oficinas en la calle María Cristina, junto a la plaza del Ayuntamiento, para ser convertido en un hotel. Se trata de un edificio de seis plantas, adquirido por unos tres millones a la entidad financiera Unicaja, tal como avanzó este diario el pasado noviembre. Además, la firma germana acaba de cerrar la compra de una parcela en la Avenida del Puerto para levantar un edificio de 40 apartamentos de uso turístico y dos plantas de aparcamiento subterráneo. La compañía tiene intención de comenzar a construir de inmediato y ya dispone de la licencia de obra.

Asimismo, un grupo de empresarios chinos ha adquirido el número 63 de la Gran Vía Fernando el Católico, un edificio entero para su rehabilitación y conversión en apartamentos turísticos. El inmueble se encuentra en fase de reforma. La idea pasa por montar 24 pisos para turistas. La inversión la capitanea Chen Wu Keping, un empresario chino afincado en Valencia desde hace tres décadas

La proliferación de estas inversiones coincide con un momento en que la Generalitat ha iniciado una campaña de sanciones contra las viviendas turísticas ilegales. Tal como ha informado este diario a lo largo de esta semana, el Consell ha abierto un procedimiento sancionador contra siete plataformas on line —incluida Airbnb—que se dedican a hacer de intermediarios entre propietarios de pisos y turistas de corta estancia por incluir en su oferta viviendas que no están inscritas en el registro de turismo de la Comunitat Valenciana.