La Conselleria de Economía y el ayuntamiento intentaron en 2016 limitar hasta en dos ocasiones la apertura en domingos y festivos. Primero, con un nuevo mapa que reducía de cinco a dos áreas de la ciudad el espacio de libertad comercial; el segundo intento pasaba por anular la declaración de las áreas que había delimitado el PP, apelando a un defecto de forma. Los dos intentos fueron tumbados por los servicios jurídicos de la propia Generalitat. Y por el camino estalló una crisis entre Compromís y PSPV que terminó con la salida de la número dos, María José Mira.

Pero la conselleria no desiste y estrena 2017 con el objetivo de limitar el actual régimen de libertad total en la capital. Para ello maneja tres planes que está desplegando en paralelo. El primero es el ya reseñado: cambiar la ley estatal que obliga a fijar zonas de libertad comercial. Es complejo: requiere el acuerdo de muchos partidos y del propio Gobierno. No tiene plazos.

La segunda vía es judicial: la conselleria ha abierto un procedimiento para declarar la «anulabilidad» de las zonas que designó el PP desde 2013 en Valencia y Alicante. La senda de los tribunales no ofrece garantías de éxito, ni muchos menos celeridad.

La tercera vía, la más pragmática, es la política. En el marco del Observatorio del Comercio, la conselleria va a sentar a todos los actores (grandes superficies, pequeño comercio, sindicatos, centros comerciales, consumidores) para alcanzar un acuerdo. El gran comercio parte de una posición de fuerza. Hoy tiene el escenario a favor. Y la conselleria no cuenta con grandes argumentos para forzar una rebaja de sus pretensiones.

Habrá que ver en qué punto se encuentran las dos posiciones antagónicas. El debate es complejo. No se trata solo de cuántos días sino de qué áreas. Climent aspira a crear un solo marco normativo para toda la autonomía, para evitar diferencias entre municipios, otro de los aspectos que generan agravios entre operadores. Plantea incluso diseñar varios formatos, con los festivos condensados en diferentes épocas del año, para que cada municipio se acoja al más favorable atendiendo a sus particularidades de tejido comercial y afluencia turística. Los encuentros arrancan en unos días.